ANTONIO MACHADO
Y COLLIURE
El 22 de enero de
1939, ante la inminente llegada de las tropas franquistas a Barcelona, Antonio
Machado y parte de su familia abandonan la ciudad acompañados por el novelista Corpus Barga, el humanista Carlos Riba, el filólogo Tomás Navarro Tomás y el filósofo Joaquín Xirau. Forman parte de una
larga caravana de cientos de miles de españoles republicanos huyendo de su
patria para salvar la vida, una vez derrotada la segunda República de España
Tumba de Antonio Machado, en Colliure, Francia. (Foto: Pablo Torres)
Antonio Machado
(Sevilla 1875 – Collioure 1939) es uno de los más grandes poetas españoles de
todos los tiempos, alumno distinguido de la Institución Libre de Enseñanza.
Entre sus obras: Soledades, Campos de Castilla, La tierra de Alvargonzález…
El compromiso político
de Machado con la libertad y la democracia, le obligó a huir de España cuando
la República estaba a punto de ser liquidada por los militares sublevados
(Mola, Franco y resto de alimañas apocalípticas), con el visto bueno de las
potencias occidentales que pretendían calmar a la bestia nazi. Machado murió en
Colliure, tierra francesa: es el gran símbolo del exilio político español.
El 22 de enero de
1939, ante la inminente llegada de las tropas franquistas a Barcelona, Antonio
Machado y parte de su familia abandonan la ciudad acompañados por el novelista Corpus Barga, el humanista Carlos Riba, el filólogo Tomás Navarro Tomás y el filósofo Joaquín Xirau. Forman parte de una
larga caravana de cientos de miles de españoles republicanos huyendo de su
patria.
Tras una última noche
en Viladasens, las cuarenta personas
que componían el grupo de Machado completó el último tramo hacia el exilio en
el sur de Francia. A medio kilómetro del borde fronterizo, abandonaron el
vehículo: no podía circular por la riada humana que huía. Allí quedaron sus
maletas, al pie de la cuesta que tuvieron que recorrer bajo la lluvia y frío
del atardecer, hasta el puesto aduanero. Gracias a las gestiones de Corpus
Barga, que tenía tarjeta de residencia en el país galo, pudieron entrar en
Francia. Unos vehículos les trasladaron hasta la estación de Cerbère, donde se les permitió pasar la
noche en un vagón estacionado en vía muerta.
Las crónicas de aquel
corto viaje de Antonio Machado y parte de su familia en Francia dicen que “Al día siguiente, con la ayuda de Tomás
Navarro y Corpus Barga se trasladaron en tren hasta Colliure, donde el grupo
encontró albergue en la tarde del día 28 de enero, en el hotel Bougnol-Quintana”.
Jacques Baills, antiguo jefe de la estación de ferrocarril de Colliure “vio
bajar del tren de las cinco y media de la tarde, procedente de Cerbère, a
Antonio Machado, a su madre, Ana Ruiz y a su hermano José y a Matea, su esposa”.
Muchos vecinos de
Colliure, al conocer la noticia de que Antonio Machado, uno de los más grandes
poetas españoles, estaba en el pueblo se mostraron orgullosos. Así lo
manifestaron los propietarios del hotel donde se alojaría, así lo demostró el
comisario de Policía de Colliure cuando puso a disposición de Machado su propio
coche oficial para trasladarle a un alojamiento cómodo y seguro.
Hotelito donde vivió sus últimos días Antonio Machado (Foto: Pablo Torres)
El escritor Corpus
Barga narraría el paso torpe e indeciso de Machado, cuando tuvo que caminar
desde la estación de ferrocarril hasta el hotelito, junto a su madre y su
hermano; reproduciendo la frase de la anciana mujer: “¿Llegaremos pronto a Sevilla?”. En Colliure, Antonio Machado daría
sus últimos paseos junto al mar, con la conciencia de saber que vivía sus
últimos días.
Antonio Machado
falleció a las tres y media de la tarde del 22 de febrero de 1939. Tenía 64
años. Las autoridades galas permitieron que soldados de Lister, del ejército de
la República de España, encerrados en el Castillo Real del pueblo, trasladaran
el féretro con los restos del poeta hasta el cementerio de la localidad, donde fue
enterrado.
Salimos de Rieux a las
08:45 horas. Conduce Pierre Rieu. Al poco de salir, nos acompaña una leve
lluvia. Subiremos hasta Toulouse, para luego bajar hasta el Mediterráneo hacia Colliure. En el
trayecto se ven los campos de colza, utilizada para obtener forraje y elaborar
aceite. Motean de amarillo el verde paisaje. La única parada que
haríamos en el trayecto de ida, sería en las proximidades de Carcassone, para
ver una panorámica de la ciudad doblemente fortificada.
CARCASOSSONNE.- es la capital del departamento del Aude, en la Occitania, en el sur de
Francia, a medio camino entre Perpiñan y Toulouse. La ciudad, feudo de los
cátaros, es conocida por su ciudadela fortificada con una doble muralla. Es
famosa por su papel en la cruzada contra los albigenses. En agosto del año 1209
el ejército de los cruzados de Somón de Montford forzó la rendición de la
ciudad, después de un sitio de 15 días. La ciudadela pasó a ser la frontera
entre Francia y el reino de Aragón.
LA TUMBA DE MACHADO.- Sobre las doce del mediodía, llegamos a Colliure. Aparcamos cerca de la
estación del ferrocarril. Alexandra entabló conversación con un anciano: nos
hablaba en catalán. Se ofreció a llevarnos hasta el cementerio viejo, dentro
del casco antiguo de la ciudad, rodeado de casas, para que viéramos la tumba de
Antonio Machado: “Todos los días está lleno de gente” –nos dijo–.
Desde la puerta de entrada se ve la tumba de Machado.
Ocupa un pequeño, preferente espacio, cubierto de flores rojas, amarillas, moradas,
colores de la bandera de la República de España; cubierto de hojas de papel,
reproduciendo sus poemas; rodeada de cantos rodados, con frases y sus más
célebres versos. En la cabecera de la tumba, banderas que simbolizan libertad y
democracia, de la República, del POUM… Machado murió fuera de España, para no
ser asesinado por aquellas piaras de bárbaros apocalípticos que, desde
entonces, no han dejado de cantar “somos novios de la muerte, con la cara al
sol…”.
La tumba de don Antonio estaba rodeada de estudiantes
adolescentes: leían sus poemas, verso a verso; cantaban canciones para el poeta,
con todo el sentimiento de los jóvenes que se inician en la vida… un
matrimonio, marido y mujer de avanzada edad, se metían por medio, impidiendo al
resto hacer fotografías del lugar (la luz a esa hora del día tampoco ayudaba a
obtener buenas imágenes). La tumba de Antonio Machado es, desde su
fallecimiento, un lugar de peregrinación para todos aquellos que creen en la
democracia, como valor universal de las sociedades libres.
Jóvenes estudiantes rinden homenaje a don Antonio Machado (Foto:Pablo Torres)
Antonio Machado dejó escrito su “Retrato”, una
biografía corta que se inicia con sus recuerdos de un patio de Sevilla y un
huerto, con el añadido de pasar veinte años en tierras de Castilla, sin
olvidarse de esas gotas de sangre jacobina. Lo remata cuando escribe la última
estrofa: “Y cuando llegue el día del último viaje/y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,/me encontraréis a bordo, ligero de equipaje,/casi desnudo, como los hijos de la mar”. El poeta murió en un pequeño hotel, pegado a
una rambla, cerca del cementerio antiguo. Y partió de este mundo ligero de
equipaje, con toda la dignidad, casi desnudo. Su tumba es un lugar para
estremecerse, para sentir y defender la libertad.
COLLIURE.- Pequeño pueblo, antaño de pescadores, Colliure atesora toda su gran
belleza en la parte antigua. El paseo próximo a las playas está cuajado de
pequeños bares en los que comer de raciones o tapear. El enorme castillo ocupa
buena parte del casco histórico: es de dimensiones colosales para el tamaño del
pueblo. Además de recorrerlo, dos exposiciones ilustraban sobre la presencia de
los españoles que huían de Franco tras la guerra civil.
Vista de Colliure, desde el castillo (Foto: Pablo Torres)
El pueblo
pertenece al Rosellón, en tiempos ligado al reino de Aragón: ha conseguido
mantener intacta toda la calma de la ciudad histórica, célebre desde la época
de los Reyes de Mallorca. Hay cuadros de la villa de pintores como Henri
Matisse o Andrés Derain. Estuvieron en la localidad por la luz del puerto
pesquero y el colorido de las casas.
Después
de visitar la tumba de Antonio Machado, pasearon hasta la parte antigua del
pueblo, llegando a la Plaza General Lecrerc, situada entre las calles Jules
Michelet y des Palmier, donde estaba instalado un mercadillo de verduras,
frutas… y toda suerte de productos artesanos. En el trayecto, la casa-hotel
donde Machado vivió sus últimos días, en la calle renombrada con el nombre del
poeta. Después llegaron al Boulevard Camille Pelleton, donde se concentran la
mayoría de los bares y restaurantes, para comer de menú o de raciones.
Estuvieron callejeando por angostas, recoletas callejuelas del que fuera
antiguo barrio: Berthelot, desde Treilles, Vauban…
Camino
hacia la playa de San Vicente, al otro lado de la rambla Camille Pelleton, un
artista local vendía abigarradas estampas de Colliure. Tadeus se dijo que
positivaría alguna de las fotos que realizaba, para tener una buena panorámica
del pueblo.
Al
final del Boulevard du Boramar, la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Lo
más llamativo es una torre, pegada al templo; aunque no se sabe si forma parte
del templo. No lo parece.
Buscaron
un lugar para comer, teniendo en cuenta los precios. Es costumbre internacional
sablear a los turistas, sirviendo además productos de baja calidad. Finalmente
se sentaron en el paseo, en un local de tapas. Tadeus se decidió por unas
croquetas de bacalao y un cuenco de patatas fritas: ocurrió que las croquetas
de bacalao, no lo eran, eran bolas o bolachas portuguesas de bacalao, que se
elaboran con patata cocida, bacalao desmigado, perejil y algunas especias,
haciendo una masa a la que se añade huevo. Después, hechas las bolas, se fríen
con abundante aceite de oliva. La comida fue suficiente para tomar fuerzas y
visitar el Castillo Real, fortaleza cargada de historia desde la Edad Media.
Desde
la terraza del bar, mirando hacia el pueblo, Taeus pudo ver en algunos
edificios ondear distintas banderas: la de la Unión Europea, la de Francia, la
de Cataluña y la del pueblo. Aquella exhibición de símbolos, en telas de
colores, lo entendió como una cierta esquizofrenia: una parte de la población,
se reivindica catalana, no francesa; aunque junto a la bandera oficial d Cataluña,
ondeaba la de Francia: no le quedaba claro qué querían ser como pueblo, en
conjunto.
EL CASTILLO REAL.- Está situado
en un emplazamiento prehistórico, utilizado desde el siglo VI antes de Cristo
por los navegantes foceos. Con los romanos se convertirá en un pueblo
fortificado. Es uno de los monumentos más importantes. Está catalogado como
monumento nacional. Los primeros documentos del castillo son del año 673,
cuando el rey visigodo Wamba conquista el “castrum” romano. Después de
numerosas invasiones, de árabes y normandos, la fortaleza pasa a ser una
propiedad de los condes de Rosellón, para después ser un dominio más de los
reyes de Aragón (1172 al 1276). Después se anexionó al reino de Mallorca
(1276-1344), convirtiéndose en residencia real. Colliure, en aquella época era
el primer puerto del Rosellón. Entre los años 1242 y 1280 los templarios reconstruyeron
el castillo.
Una de las vistas del castillo de Colliure (Foto: Pablo Torres)
Durante la Guerra de
los Segadores, en 1642, Colliure y su castillo sufrieron un intenso asedio. Las
tropas de Luis XIII de Francia dominaban los montes y la flota bloqueaba el
puerto. Las tropas aragonesas debieron rendirse: la ciudad fue arrasada. En el
año 1659, con el Tratado de los Pirineos, el Rosellón se anexiona a Francia.
Decidieron fortificar el castillo, arrasando la parte alta del pueblo.
En marzo de 1939, el
castillo se convirtió en prisión. Refugiados y militares de la República de
España que habían cruzado la frontera a pie, fueron encerrados en el castillo,
convertido en un campamento disciplinario. Otros miles de refugiados españoles
fueron a parar a los campos de Argelès-sur-Mer y Rivesaltes. Entre los
prisioneros, soldados del general Enrique Lister y Eleuterio Díaz-Tendero
Merchán.
Desde 1941, el
castillo fue prisión para los franceses del régimen de Vichy, colaborador con
los nazis alemanes.
Las vistas del pueblo,
desde la altura del castillo, eran magníficas. El día, soleado en la costa,
permitía deleitarse con las panorámicas de la villa, asomada a las tranquilas
aguas del Mediterráneo. Tras la visita al castillo
–las piernas pidiendo una pausa–, Pierre decidió que se daría un baño en la
playa de Port d´Avall.
De regreso al coche,
volvieron a pasear las callejuelas para, en “Anchois Roque”, establecimiento
abierto por vez primera al público en 1870, comprar unas cuantas latas de
anchoas y unos boquerones en vinagre (también les llaman anchoas).Volvieron a pasar por
el cementerio viejo, para esta vez, en silencio, estremecerse unos minutos ante
la tumba de don Antonio Machado, enterrado en suelo francés, símbolo del exilio
político español.
EL MOLINO DE VIENTO.- Y en el coche, antes de iniciar el regreso a Rieux, decidieron ir a
visitar un molino, o “El molino de Colliure”: Tanguy quería verlo. El molino se
localiza siguiendo la D-114, desde Colliure, hacia Port-Vendrés. Un kilómetro
más allá, hay que tomar un desvío a la derecha y subir una empinada cuesta
hasta un olivar, donde se aparca el coche.
El molino de viento, del siglo XIV (Foto: Pablo Torres)
La construcción industrial del siglo XIV es el último
vestigio de unas formas de vida antiguos. En el molino, una placa informaba sobre
el edificio: “El 11 de febrero de 1337,
el caballero Raymond de Toulouse, procurador del rey de Mallorca, cedió a Jacques
Ermengald, de Colliure, la propiedad de una porción de tierra situada en
Colliure, en un lugar llamado “Les Cortines” y él le cede a la gente el derecho
de explotar el molino de viento, que será construido para moler el grano
recolectado de todo tipo de su propia autoridad. El molino cesará su actividad
en el siglo XIX por encontrarse en un estado progresivo de ruina. Convertido en
propiedad de la villa, la comuna emprendió su restauración, que finalizó en
junio del 2001 con la maquinaria de madera, trabajada de manera tradicional por
los compañeros carpinteros de Bernard
Garibald. Hoy día se utiliza para el triturado de aceitunas, con el que se
elabora el aceite de Colliure”.
Desde el molino de
Colliure pudieron ver el Fuerte de San Elme, o San Telmo, ordenado construir
por Carlos V en el siglo XVI. En su interior hay armas y armaduras medievales y
renacentistas. Desde su altura hay unas vistas excepcionales: la costa del
pueblo, viñedos, olivares, almendrales. El fuerte, con vistas a la llanura del
Rosellón, está en buen estado de conservación.
EL MILAGRO DEL FRAILE SORDOMUDO.- Las nuevas tecnologías permiten búsquedas, utilizando
el móvil, de cualquier persona o lugar. Buscando datos sobre Colliure, Tadeus encontró
la sorprendente historia de Pedro Cerdán (Colliure 1370 – Graus 1422), fraile
dominico sordomudo.
Venerado como beato en
Colliure, sin estar beatificado, perteneciente a la orden de los Predicadores,
sordomudo de nacimiento, ingresó en el convento de la Orden de santo Domingo, realizando
tareas domésticas. Según la tradición, un milagro de san Vicente Ferrer le curó
en su visita al convento, en el año 1409. El fraile sordomudo se vistió con la
capa del padre Ferrer y, con su solo contacto, recuperó el oído y el habla.
Desde entonces acompañó a Vicente Ferrer en sus viajes y predicaciones: él
mismo se convirtió en predicador, consiguiendo conversiones entre los más
jóvenes. En el año 1420 fue elegido prior del convento dominico de Colliure
Pedro Cerdán enfermó
cuando se encontraba en Graus, con Vicente Ferrer. No pudo acompañarle en otro
de sus viajes al sur de Francia. Murió en Graus en 1422: aseguran que las
campanas de la villa tocaron solas para anunciar la muerte del fraile. Lo
enterraron en el Santuario de la Virgen de la Peña. Y se produjo entonces
otro milagro: al morir Cerdán, los sarmientos del cojín sobre el que dormía,
rebrotaron de nuevo, sin estar plantados, y dieron uvas. El milagro perduró
años, porque después de arrancarse el racimo de uvas, brotaba otro nuevo. De
ese racimo se hizo el vino, conocido como el vino del padre Cerdán.
El culto al fraile
milagrero se ha mantenido en Graus y en Colliure, donde hay una talla del beato
en el retablo de la capilla de San Vicente, en la iglesia parroquial… el arcón
y sus huesos, desaparecieron en 1936, al inicio de la guerra civil española. Tadeus pensó: “Esto
son milagros y lo demás tonterías”. La iglesia católica ha perdido a sus santos
milagreros: ya no hay milagros como los de Vicente Ferrer o Pedro Cerdán…llenarían
las iglesias de fieles.
RIVESALTES.- De regreso a Rieux, a la altura de Perpignan, hablaron del
cercano campo de concentración de Rivesaltes, el campo más grande de
internamiento en la zona sur de Francia a partir de 1941 para los republicanos
españoles, los judíos extranjeros y los gitanos; después un centro de depósito
de prisioneros de guerra de Axe, entre 1945 y 1947 y a partir de 1962 un campo
de paso para los harkis (moros argelinos que lucharon con los franceses e la
guerra colonial de independencia).
El memorial del campo de Rivesaltes se inauguró en el
2015. Es un edificio contemporáneo singular, del arquitecto Rudy Ricciotti. Construido
en medio de los restos de los barracones, testigos del destino de más de 50 mil
personas el memorial es, desde entonces, un espacio de referencia de la historia
de los desplazamientos forzados de poblaciones a lo largo del siglo xx; y una
invitación a preguntarse sobre los desplazamientos de los exiliados de hoy.
Por supuesto, de regreso a Rieux-Volvestre, hicieron
una parada a medio camino, para descansar. Media hora les fue suficiente para
estirar las piernas y comprar algunos sobres de embutidos, una especie de
cigarrillos de fuet o salchichón que se dejaban comer… el hambre no conoce pan
duro ni pone reparos al salchichón. Sobre las ocho y cuarto de la noche,
llegando a Toulouse, les sorprendió un granizo fuerte. En el interior del
coche, los golpes del pedrisco resonaban amenazantes: no podían/debían parar.
Al fondo, entre nubes teñidas de rojo intenso, una puesta del sol.
Texto y fotografías: Pablo Torres
(No se permite la reproducción del texto ni las fotografías,
sin la autorización por escrito del autor)