domingo, 18 de octubre de 2020

EL ESCRITOR ANTE SU PRIMER LIBRO

 


“Sólo negocios” es el inicio de la producción literaria de Miguel Ángel Delgado, como novelista. Ahora se enfrenta al duro oficio de la Escritura, frente al folio digital en blanco que, como bien ha comprobado el autor, requiere esfuerzo e ingenio en la construcción de historias reales o ficticias

Sólo Miguel Ángel Delgado (Valdepeñas, Ciudad Real, 1993) sabe las razones que le llevaron a escribir una novela en Dublín (irlanda), ciudad en la que vive desde hace unos cuantos años; además del género negro o policiaco, aunque hay lectores que diferencian los géneros en función de los personajes; pero llevó su empeño literario hasta el final y ha publicado “Sólo negocios”, su primera obra que, en la contraportada lleva un texto de aproximación a la historia que narra:

“Muerte, historia, realidad, amor, Miguel Ángel Delgado consigue aunar con gran maestría la más cruda realidad con la ficción en una novela en la que la historia de Irlanda se hace plenamente presente. El juego de mafias jugará un papel crucial, convirtiéndose en la base que nos permitirá seguir la vida de Ángelo, un italiano que termina metido en este mundo, y en el que se verá envuelto de cabeza a pies, profundizando en sí mismo, descubriéndose ante nosotros, igual que su autor logra profundizar en la psicología de unos personajes mordaces, vivos y de lo más variopinto que hacen de esta novela algo único y, sobre todo, real”.

                Hacerse un hueco en el controlado mundo editorial es tarea difícil. Hay que ser un escritor rentable y se llega a la rentabilidad con la promoción. Si no hay promoción, no hay rentabilidad para la editorial y normalmente no te publican. Los títulos editados anualmente se cuentan por miles, porque de lo que se trata es de contar historias, o contar la vida a partir de historia reales o ficticias. La función de la Literatura es escribir bien o bonito, también la función de la Literatura es contar la vida, ayudar a cambiar el mundo. Ese debe ser el propósito de todo autor cabal cuando define unos personajes y organiza una trama.

                La primera obligación de todo reseñador de libros y críticos literarios, al ser categorías “profesionales” distintas, es respetar el texto. Cada autor escribe como quiere, dentro de su propio estilo, ajustándose a lo que quiere narrar o contar: lo importante es que el lector entienda lo escrito y se interese por la historia que le narran. El resto es accesorio. No voy a caer, por tanto, en la barbaridad de escribir una crítica de “Sólo negocios”. Sobran los críticos literarios, normalmente a sueldo de editoriales concretas. La función crítica debe recaer en cada lector, si quiere, cuando llegue a la última palabra de la obra leída, si llega.

Portada de la novela "Sólo negocios"

                Quiero pensar que “Sólo negocios” es el punto de partida de la que puede ser larga carrera literaria de Miguel Ángel Delgado. Y voy a reseñar “Sólo negocios”, sin hacer un espóiler de contenidos, a manera de invitación a los lectores interesados, indicándoles otra vez que la pieza es del género negro, o policiaco si se quiere. Y a partir de ahí, que cada cual decida si adquirir la novela, leerla y anotar al autor en la categoría que entienda deba estar: eso pertenece a los lectores. Yo, después de su lectura, sólo puedo recomendarla.

                De Miguel Ángel Delgado anoto que está graduado en Lenguas Modernas y Traducción, con su personal pasión por la Historia y la novela negra. En su obra, “Sólo negocios”, se declara dispuesto a hacer un homenaje a la amistad. Porque “Sólo negocios” es, para el autor, “la novela de todos nosotros”.

 

Pablo Torres

Domingo 19 de octubre 2020

 Para los interesados en adquirir la obra:


https://www.amazon.es/gp/product/8418447001/ref=as_li_tl?ie=UTF8&camp=3638&creative=24630&creativeASIN=8418447001&linkCode=as2&tag=agc0701-21&linkId=be55347e1f105b8dafa75e575def2c80

 

 

 

sábado, 17 de octubre de 2020

ÁNGEL CAMACHO, MAESTRO ENCUADERNADOR. IN MEMORIAM

 

 


Tiempo después de iniciarse la publicación de la revista especializada Noticias Bibliográficas –fundada tras una larga conversación entre Pablo Torres, Diego Martín y los libreros anticuarios Juan Llorente y Bernardo Fernández–, en 1987, me desplacé con Bernardo Fernández hasta el taller de Encuadernación de Ángel Camacho, en la calle Juan de Dios, a espaldas de la plaza de España (Madrid), cuando trabajaba con Nieves Gonzalo, gran encuadernadora también.

       Desde los inicios de Noticias Bibliográficas, Ángel Camacho, con poco más de 35 años, fue un colaborador activo de la revista al advertir de la necesidad de una publicación de calidad dedicada al reducido ámbito del libro antiguo. Bernardo Fernández, apasionado librero de viejo o anticuario, también director de Cine, le entrevistó (Noticias Bibliográficas número 20, de marzo-abril de 1991, páginas 26 y 27).

Ángel o Camacho, que ya entonces tenía una ganada fama de ser un encuadernador eficaz y de talento, gran conocedor de todas las técnicas de restauración de libros y encuadernaciones –entre otras cosas por ser profesor en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos desde 1985–, se definió como un profesional cabal: buscaba siempre hacer la mejor restauración de cualquier libro antiguo, viejo o nuevo, por deteriorado que estuviera, o “recuperar obras de difícil salvamento”, en el texto de Bernardo Fernández; o completar la encuadernación más adecuada a los contenidos de los libros.

Con Ángel Camacho y unos pocos excelentes libreros, aprendí que una buena encuadernación garantiza una larga vida a cualquier libro, de cualquier época, protegiendo los pliegos de papel, los contenidos culturales. Porque cada libro es hijo de su tiempo en sus papeles, en su impresión, en su encuadernación, en sus lectores (cada libro tiene su lector).

     Por supuesto, Ángel Camacho no se amilanaba ante las encuadernaciones exquisitas, los “mosaicos” de Arte. Este tipo de encuadernaciones, en las que se utilizan pieles de distintos colores, exigen tiempo, dedicación, sentido plástico. La portada debe trascender, tener una plástica que aproxime a los contenidos, los defina.

         Camacho expuso libros construidos o reconstruidos por él, como “El arte del Birlibirloque”, un mosaico primoroso; o “La patraña de Juan Timoneda”, una pieza plateresca. Otras obras restauradas en su taller, con su intervención, expuestas en distintos eventos bibliófilos de Madrid, son: “Barones ilustres”, de Plutarco (finales del XV); “Historia del rey don Hernando el católico”, editada en 1530, encuadernación plateresca; “Obras de Petri Cirueli”, año 1526, encuadernación plateresca…

      Un ejemplo de encuadernación primorosa, salida del taller de Ángel Camacho, fue la encuadernación de la obra “En brazos de Carlota”, pieza de literatura erótica de Gabriel Argumánez, destacado colaborador en Noticias Bibliográficas. En ese libro también intervino el pintor y grabador Jorge Perellón, aportando unas láminas de arte puro, estampadas en tórculo, después iluminadas a mano. Camacho diseñó una encuadernación especial, de enorme belleza y sensibilidad ante unos contenidos de sutileza erótica, demostrando una vez más su talento como maestro encuadernador.

Artículo en Noticias Bibliográficas, sobre "El cuplé de la geisa". 

A la derecha, arriba, Ángel Camacho

                La edición de esta pequeña gran joya bibliográfica se presentó en el madrileño pub Woody. El librero Miguel Madrid se encargó de abrir el acto y hablar de Carlota y de todas las Carlotas que habitan los idealizados mundos adolescentes de los hombres. Además del encuadernador, Ángel Camacho, estuvieron el grabador, Jorge Perellón, y su tío Celedonio, afamado pintor, acompañados de los muchos amigos de Noticias Bibliográficas en Madrid.

                Otra gran encuadernación de Ángel Camacho, en colaboración con Noticias Bibliográficas, estuvo en “El cuplé de la geisa”, novela del “género gamberro o hooligan”, de Gabriel Argumánez, ilustrada también por el pintor y grabador Jorge Perellón. Otra demostración de inteligencia y capacidad profesional. El libro tuvo todo un conjunto de encuadernaciones, distintas, personalizadas, para lectores selectos y coleccionistas de grandes obras literarias, primorosamente encuadernadas. En “El cuplé de la geisa” se unión buena literatura independiente y una excelente encuadernación artesanal.

                Hubo un tiempo en el que Camacho se reunía para comer con otros compañeros de profesión, como Jesús Cortes, Jorge Mazo, o Juanito, por citar tres ejemplos de maestros encuadernadores… Alababa el trabajo de todos ellos, destacando sus especialidades: Mazo, hombre socarrón y gran lector, destacaba en las encuadernaciones en tela; Jesús Cortes tenía un taller formidable, cerca de la plaza de Ópera; Juanito ocupaba su espacio, con encuadernaciones más modestas… aquellas comidas, en restaurantes económicos, eran un modelo de compañerismo y humor elegante.

                El sótano de su taller también fue punto de encuentro de unas singulares Tertulias biblio-libreros, con asistencia de libreros, encuadernadores, diseñadores, bibliófilos… charlaban de libros, de buenos libros, de grabados, de cualquier tema que surgiera.

          En todos los eventos relacionados con el libro antiguo, estaba presente Ángel Camacho, relacionándose con los libreros, acordando trabajos… cuando se celebró un congreso de Bibliofilia y bibliografía en Cádiz –Diego Martín representó a Noticias Bibliográficas–, Camacho y su hijo Iván prepararon un taller e hicieron trabajos a los asistentes mostrando en directo las distintas técnicas de Encuadernación y restauración.

             En Noticias Bibliográficas se publicó un artículo dedicado a tres maestros de la Encuadernación: Ana Ruiz Larrea, Jesús Cortés y Ángel Camacho (marzo-abril 1995. NB nº 43. Páginas 34 y 35). Los tres están considerados como tres punteros en el oficio de encuadernar, considerado como un Arte o una artesanía artística, según sea la construcción de cada libro.

         Ángel Camacho también se ocupó de transmitir sus grandes conocimientos a sus hijos, Iván y Ángel, y a sus alumnos. Su taller fue, en distintos momentos, una escuela para el aprendizaje del Arte Ligatorio. Y han sido muchos los que aprendieron las técnicas para encuadernarse sus propios libros, en función de sus gustos. Hoy, los talleres profesionales de encuadernación, en Madrid, son pocos.

         En su momento, Iván y Ángel, sus hijos, se incorporaron al taller para atender la demanda de encuadernaciones y restauraciones de libros antiguos y documentos gráficos. Recuerdo una restauración de papel chino que decoraba el salón oriental del Palacio de la Cotilla (Guadalajara), en el año 2001, un auténtico “trabajo de chinos” de gran vistosidad, de enorme calidad al devolver a aquel papel su textura original. Todo el trabajo de desmontaje, restauración y nuevo montaje lo realizaron los restauradores de Encuadernación Camacho.

        Noticias Bibliográficas fue también el espacio para publicar un artículo de gran interés de Iván Camacho, hijo de Ángel, titulado “La encuadernación española en el siglo XVIII”, en dos entregas (Noticias Bibliográficas números 77 y 78, meses de septiembre a diciembre del año 2000). No fue el único. También dio a conocer “Un estudio de la Encuadernación a través de la restauración" (Noticias Bibliográficas número 103, enero-febrero 2005), de gran interés para profesionales y libreros anticuarios.

 Ángel Camacho, con su hijo Iván, en el taller de Madrid.

    En febrero del 2004 Noticias Bibliográficas, número 97, páginas 32 y 33, publicó un reportaje sobre Camacho: “Restauración de libros, encuadernaciones y documentos gráficos”. En el texto se repasaba la trayectoria profesional de Ángel Camacho, iniciada en el último cuarto del siglo XX. Su marca se identificaba con prestigio por sus excelentes trabajos en sus tres campos: restauración de libros, Encuadernación y Documento gráfico.

                Mientras otras encuadernaciones cerraban ante el avance de las ediciones digitales, llamadas a revolucionar la edición mundial de libros, el taller de Camacho siguió en la brecha, sin perder clientes. La crisis no le afectó nunca: los encargos se sucedían, se suceden: Iván y Ángel conocen bien el oficio: restauran libros, encuadernan libros, salvan documentos gráficos…

                Tras el cierre de Noticias Bibliográfica –qué felicidad la de unos pocos enemigos de la revista, tan reaccionarios y carcas ellos, auténticos traperos atacando a la única revista que se ocupaba de informar del reducido mundo del libro viejo y antiguo, con todas sus artes complementarias–, hubo un intento de volver a editar digitalmente la revista. Camacho estaba dispuesto a colaborar desde el primer momento… el libro, antiguo o moderno, necesita de promoción y proyección. El proyecto, que requería un trabajo inicial enorme, se truncó por falta de financiación.  Desde el cierre de la publicación, los libreros de viejo o anticuario no han logrado que alguien edite otra revista de bibliografía de características similares a Noticias Bibliográficas, con entrevistas a grandes escritores, como Arturo Pérez Reverte, José Luis Jover o Bernardo Atxaga; a grandes editores, como don Vicente Giner o Julio Ollero; a grandes libreros anticuarios, como Guillermo Blázquez, Luis Bardón o Mariano Castell y Albert Casals; a grandes encuadernadores, como Ángel Camacho, Jesús Cortés, Ana Ruiz-Larrea…

          La noticia de la inesperada, prematura muerte de Ángel Camacho, el miércoles 7 de octubre del 2020, en Madrid, a los 66 años, ha sido un golpe brutal para todos sus muchos amigos y conocidos. Se ha ido el maestro encuadernador, se ha ido un hombre bueno, afectuoso, siempre atento a los libros, como ejemplares a los que proteger de sus propietarios en su usos actuales, para las generaciones futuras.

           Descansa en paz, estés donde estés, querido Ángel. Un abrazo, mi buen amigo.

 

                Pablo Torres

Madrid, 17 de octubre 2020

 

 

 

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