jueves, 23 de marzo de 2023

Reseña/Pre-edición de "La Leica de Tina Modotti"

MODELO, FOTÓGRAFA... TINA MODOTTI

UNA MUJER ÚNICA EN LA GUERRA DE ESPAÑA

Sintió la necesidad de trasladarse a España, para ayudar a todos los que luchaban por la libertad y la democracia. Acompañó a Antonio Machado en su viaje a Valencia, se desplazó hasta Málaga para ayudar a los que huían de Málaga, en la llamada "desbandá", conoció a Gerta Taro...


Enfrascado en la lectura de "La Leica de Tina Modotti" pasé de largo dos estaciones de metro de mi destino y tuve que saltar raudo al andén de la tercera; si no llego a levantar la vista por inercia, acabo leyendo en libro en las cocheras. Esta confesión de viajero lector sintetiza el gancho de  la ¡novena! entrega de las aventuras de Tadeus Kunz, el peculiar detective creado por Pablo Torres.

A diferencia de anteriores novelas de la serie, en “La Leica de Tina Modotti" nuestro protagonista deja sus colaboradores Laura y Eduardo al frente de la agencia de detectives para dedicar más tiempo a Ivana y a sus hijas... y a su inevitable cuñada Berta.

Una videollamada (es el signo de los tiempos) a su amigo Esteban Zapata descubre a Tadeus la existencia de Tina Modotti, mujer, actriz, modelo, fotógrafa, política; a partir de esa epifanía, la novela sigue los pasos del deslumbrado investigador en pos de la vida de Tina en España en los días de la Guerra Civil. En las páginas del libro se suceden y entrecruzan las pesquisas de Tadeus con insertos históricos del holocausto ibérico y la presencia de Tina en España se va (re)construyendo, para el lector y para el detective, a base de conversaciones entre Tadeus y Esteban y de la investigación en los archivos que guardan la memoria del paso de la fotógrafa por España. 

Esta tarea de descubrimiento de la figura de Modotti y de recuerdo de los horrores del fascismo celtibérico se ofrece, como es habitual en Pablo Torres, con un lenguaje diáfano y preciso, acidez tierna y la imprescindible dosis de bilis para ajustar cuentas literarias con los malvados de la historia.

Pero además nos regala algunas escenas brillantes de tensión sexual entre Tadeus y Berta, inéditas hasta la fecha, trasposición tal vez del enamoramiento que Tina Modotti despierta en Tadeus y, es de suponer, en el autor. Por eso, el despiste subterráneo al que aludía al inicio no tiene mayor mérito, porque yo, como Pablo Torres, como Tadeus, también estoy enamorado de la mujer que fue Tina Modotti.

J. Rodher

J. Rodher, periodista, está especializado en la biografía de la fotógrafa italo-mexicana.

 

viernes, 10 de marzo de 2023

8M UNA JORNADA MEMORABLE

 LA FUERZA DE LAS MUJERES

El Día de la mujer, del año 2023, estuvo marcado por las fuertes discrepancias entre el PSOE y PODEMOS. La llamada ley del “Sólo sí es sí” generó un ataque de pánico en los psoístas, dispuestos a retocar la ley, al gusto de la derechuza. Sus jueces no paran de reducir las condenas a los violadores  por el raro concepto judicial español de favorecer siempre a los delincuentes, olvidándose de las víctimas. Mala conciencia deben tener los jueces cuando siempre se vencen al lado de la delincuencia.

 

        El Día de la Mujer, en Madrid, pese a las diferencias políticas, congregó a todos los grupos feministas en una manifestación inmensa. Marcharon por separado, pero dentro de la gran riada de mujeres que luchan día a día por sus derechos. Y quiero manifestar que la histórica discriminación de la mujer tiene un trasfondo económico. Se discrimina a las mujeres trabajadoras, la mayoría, relegándolas a un papel de doble trabajo: en casa y en sus centros laborales, además de cobrar menos por las mismas funciones. Pero así funciona el capitalismo en sus formas supuestamente democráticas o teocráticas (caso de Irán, Afganistán o cualquier otro país sometido a la religión). Pero en el fondo, hay una discriminación económica por pertenencia a clase social, no por género, expresándolo con todas las reservas. La exclusión de las mujeres en la vida y en la política es producto de un machismo que defiende unas formas de poder que pretende aprovecharse todavía más de las clases trabajadoras. Mucho tienen que cambiar las sociedades para liquidar el machismo rampante que infecta la convivencia.

La manifestación en Madrid concentró a cientos de miles de personas. La zona de Atocha, a las seis de la tarde estaba petada: gente por todos lados, con grupos de mujeres y hombres por todas partes, distribuidos por su pertenencia a grupos feministas, sindicatos, partidos… los equipos de limpieza estaban aparcados junto al ministerio de Agricultura para entrar en funcionamiento al final de la gran manifestación.


 En la zona de Claudio Moyano distintos grupos de mujeres, de distintas asociaciones, esperaban a sus asociados o compañeras, con sus banderas y banderines. Predominaba el color morado, hasta en las pelucas. En esta zona se hicieron ver un buen grupo de iraníes, con sus banderas, exigiendo libertad para su país, sometido a una teocracia islámica que interviene en la vida de las personas, especialmente en la vida de las mujeres, a las que prohíbe salir a la calle sin cubrirse la cabeza con un velo, mostrando su pelo, como si el Corán no permitiera a las mujeres ir por la calle sin cubrirse la cabeza. En suma, exigencias disparatadas de religiosos fanatizados. 


El inicio del Paseo del Prado estaba cortado al tráfico. Las masas de gentes ocupaban todos los espacios. Algunas mujeres llevaban camisetas reivindicativas con lemas contundentes: “Porque quiero, porque puedo y porque me da la gana”, “No es no. Si quieres + flexibilidad, apúntate a yoga”. Los mensajes estaban claros, para todos.

Algunas feministas radicalizadas exhibían carteles exagerados: “Los hombres no son nuestras compañeras, son el opresor”. Bueno, poco se puede hacer ante las personas, persones y personos fanalizadas/os.

Al final de la calle de Atocha, en su encuentro con la glorieta de Carlos V, o Atocha, un grupo reivindicaba que “El feminismo es abolicionista, no a la pornografía…”. En el Día de la Mujer, cada cual reivindicaba sus ideas y derechos.

A lo largo del Paseo del Prado, toda suerte de grupos, con todo tipo de pancartas: “Contra la transfobia, por la abolición de la prostitución”, del colectivo “Libres y combativas”, con el Sindicato de Estudiantes y la Izquierda Revolucionaria… en la farolas, publicidad de una exposición de Lucien Freud, nieto o bisnieto de Sigmun Freud, un pintor estremecedor que puede generar incluso ansiedad con sus cuadros. Desde los balcones, manifestantes domésticos, aplaudiendo. Es otra forma de participación en la manifestación.


 Junto a la entrada del centro de exposiciones de La Caixa, el grupo de la CNT aguardaba a otros compañeros. Cada sindicato esperaba en distintas partes para, en su momento, sumarse a la gran manifestación musicada con una batucada de grandes dimensiones, ruidosa con las trompetas de Jericó.

El grupo de “Señoras Antisistema” también se dejó ver, con sus pancartas y banderas moradas. Estaba claro que lo importante era estar en la manifestación y ser vistas.

Una niña, de unos cuatro años, portaba un banderín de “Libres y combativas”. Formaba parte de la gran fiesta de las mujeres, junto con otros niños de algunos pocos años más. Es importante que adquieran conciencia de su ciudadanía, para defender sus derechos frente a un sistema económico impío que sólo busca el beneficio de unos pocos recurriendo a la explotación de las mayorías.

El sindicato UGT cambió el rojo de sus pancartas y banderolas por el morado del feminismo. Estaba congregados en el paseo central del Prado, próximo al Museo. Esperaban la llegada de más y más afiliados/as. Cada uno bajo sus símbolos, dentro de la gran marea humana que defendía los derechos de las mujeres.

Las Juventudes Comunistas estaban un poco más allá de la UGT, cercanos a la estatua del pintor Velázquez. Sus banderas rojas les identificaban. Pero no eran mayoría, aunque los fanáticos de la derechuza pretendan el trágala de un trasfondo bolivariano, lleno de bolcheviques en cada esquina. Son demócratas: incluso admiten que vivimos en una democracia con libertad de Prensa… Los ecologistas en acción también participaron. Su pancarta lo dejaba claro: “La Tierra no es vuestra, nuestros cuerpos tampoco”.

Las actuales tecnologías permiten que los móviles capturen imágenes en todos los eventos, La gran manifestación del 8M, de este año 2023, fue fotografiada y grabada en todo su recorrido, en todos sus rincones. Rara era la persona que no utilizaba su móvil/celular para inmortalizarse en la marcha o para tener imágenes de recuerdo de un día lleno de razones para reivindicar.

Algunos eslóganes del feminismo más radical, eran pedradas en la boca del machismo: “Nena, la cena…que me voy a por tabaco”, “Grita, grita, grita, mi clítoris palpita”.


                 En medio de aquella masa humana, un hombre de rasgos indo-pakistaníes exhibía hasta cuatro latas de cerveza engarzadas con plástico, ofertadas para todos/as aquellos/as que, en ese momento, necesitaban refrescar sus gargantas para seguir gritando con fuerza distintos eslóganes, en defensa de los valores de las mujeres.

                Más de un/a padre/madre llevaban sobre sus hombros a sus hijos/as pequeños: miraban entre sorprendidos y encantados, deslumbrados, aquella masa humana, camino de la plaza de Cibeles. Es importante que, desde niños, la libertad hay que defenderlas de los falsos demócratas: esos mismos que utilizan la democracia para pervertirla y liquidarla (sorprende que se permitan partidos enemigos de la democracia).

                En algún momento se pudo ver, entre los cientos de miles de manifestantes, a una joven mujer con su tambor colgado, caminando hacia donde se encontraba la batuka, compuesta casi por cien tambores: la batukada resonaban bronco, invitando no tanto al baile como a ser escuchados en la lejanía. Su sonido retumbaba, para llegar hasta los duros oídos del machismo más sordo y retrógrado.

                Una corta y pequeña pancarta golpeaba los ojos, sorprendiendo a propios y extraños: “Viva la teta”. Pues claro que sí: viva la teta, las tetas o lo que las mujeres quieran. ¿Por qué no? Se echó de menos a las chicas FEMEN, siempre dispuestas a amargar a los políticos más reaccionarios, lacayos de los poderes fácticos: día a día demuestran no estar al servicio de quienes las han votado.


                 No faltaron las pancartas con el rotundo “No a la guerra”, en referencia al enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania; aunque mejor habría que decir enfrentamiento entre EEUU y Comunidad Europea contra Rusia-China… los intereses comerciales de unos y otros están a la vista. Ucrania sólo pone el escenario. Y no se trata de un conflicto entre buenos y malos. El maniqueísmo que nos quieren vender no encaja con la propaganda de unos y otros. Las guerras, todas las guerras, tienen un trasfondo económico.

                Las pancartas se sucedían: “Aquí y allí, PAZ”, “Opinar es libertad. División es perdición”, “Violencia machista, cero”, “Grito por todos los cuerpos que ahora mismo están siendo violados, asesinados…”, “Somos el grito de las que no están”, “Las vidas que hay que salvar están en mataderos, no en úteros humanos”, “Vengo a fregar las lágrimas de los ofendidos”, “En donde encubran a mi abusador, no es un lugar seguro”, “Muerte al patriarcado”, “El poder devora a sus hijes”, “Los violadores existen antes que las minifaldas”…


                 La riada humana avanzó hasta que se hizo imposible llegar hasta la plaza de la Cibeles. Una fotografía semiaérea dejó una estampa de cientos de miles de mujeres y hombres celebrando la fiesta de las mujeres, una fiesta reivindicativa y necesaria: los derechos de las mujeres se pisotean con descaro por un poder en manos de machirulos felices de hacerse conocido. Pero vendrán otros 8M y millones de mujeres en España y en todo el mundo, se manifestarán contra un poder en manos de hombres poderosos, manejando a los políticos como a vulgares lacayos. El siglo XXI es el siglo de las mujeres.

Pablo Torres

Madrid, 9 de marzo 2023

 

 

 

 

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