LA FUERZA DE LAS MUJERES
El Día
de la mujer, del año 2023, estuvo marcado por las fuertes discrepancias entre
el PSOE y PODEMOS. La llamada ley del “Sólo sí es sí” generó un ataque de
pánico en los psoístas, dispuestos a retocar la ley, al gusto de la derechuza.
Sus jueces no paran de reducir las condenas a los violadores por el raro concepto judicial español de
favorecer siempre a los delincuentes, olvidándose de las víctimas. Mala
conciencia deben tener los jueces cuando siempre se vencen al lado de la
delincuencia.
El Día de la Mujer, en Madrid, pese a las diferencias políticas, congregó a
todos los grupos feministas en una manifestación inmensa. Marcharon por separado, pero dentro de la gran
riada de mujeres que luchan día a día por sus derechos. Y quiero manifestar que
la histórica discriminación de la mujer tiene un trasfondo económico. Se
discrimina a las mujeres trabajadoras, la mayoría, relegándolas a un papel de
doble trabajo: en casa y en sus centros laborales, además de cobrar menos por
las mismas funciones. Pero así funciona el capitalismo en sus formas
supuestamente democráticas o teocráticas (caso de Irán, Afganistán o cualquier
otro país sometido a la religión). Pero en el fondo, hay una discriminación
económica por pertenencia a clase social, no por género, expresándolo con
todas las reservas. La exclusión de las mujeres en la vida y en la política es
producto de un machismo que defiende unas formas de poder que pretende
aprovecharse todavía más de las clases trabajadoras. Mucho tienen que cambiar las
sociedades para liquidar el machismo rampante que infecta la convivencia.
La manifestación en Madrid concentró
a cientos de miles de personas. La zona de Atocha, a las seis de la tarde
estaba petada: gente por todos lados, con grupos de mujeres y hombres por todas
partes, distribuidos por su pertenencia a grupos feministas, sindicatos,
partidos… los equipos de limpieza estaban aparcados junto al ministerio de
Agricultura para entrar en funcionamiento al final de la gran manifestación.
En la zona de Claudio Moyano
distintos grupos de mujeres, de distintas asociaciones, esperaban a sus
asociados o compañeras, con sus banderas y banderines. Predominaba el color
morado, hasta en las pelucas. En esta zona se hicieron ver un buen
grupo de iraníes, con sus banderas, exigiendo libertad para su país, sometido a
una teocracia islámica que interviene en la vida de las personas, especialmente
en la vida de las mujeres, a las que prohíbe salir a la calle sin cubrirse la
cabeza con un velo, mostrando su pelo, como si el Corán no permitiera a las
mujeres ir por la calle sin cubrirse la cabeza. En suma, exigencias
disparatadas de religiosos fanatizados.
El inicio del Paseo del Prado estaba
cortado al tráfico. Las masas de gentes ocupaban todos los espacios. Algunas
mujeres llevaban camisetas reivindicativas con lemas contundentes: “Porque
quiero, porque puedo y porque me da la gana”, “No es no. Si quieres +
flexibilidad, apúntate a yoga”. Los mensajes estaban claros, para todos.
Algunas feministas radicalizadas
exhibían carteles exagerados: “Los hombres no son nuestras compañeras, son el
opresor”. Bueno, poco se puede hacer ante las personas, persones y personos
fanalizadas/os.
Al final de la calle de Atocha, en su
encuentro con la glorieta de Carlos V, o Atocha, un grupo reivindicaba que “El
feminismo es abolicionista, no a la pornografía…”. En el Día de la Mujer, cada
cual reivindicaba sus ideas y derechos.
A lo largo del Paseo del Prado, toda
suerte de grupos, con todo tipo de pancartas: “Contra la transfobia, por la
abolición de la prostitución”, del colectivo “Libres y combativas”, con el
Sindicato de Estudiantes y la Izquierda Revolucionaria… en la farolas,
publicidad de una exposición de Lucien Freud, nieto o bisnieto de Sigmun Freud,
un pintor estremecedor que puede generar incluso ansiedad con sus cuadros.
Desde los balcones, manifestantes domésticos, aplaudiendo. Es otra forma de
participación en la manifestación.
Junto a la entrada del centro de
exposiciones de La Caixa, el grupo de la CNT aguardaba a otros compañeros. Cada
sindicato esperaba en distintas partes para, en su momento, sumarse a la gran
manifestación musicada con una batucada de grandes dimensiones, ruidosa con las
trompetas de Jericó.
El grupo de “Señoras Antisistema”
también se dejó ver, con sus pancartas y banderas moradas. Estaba claro que lo
importante era estar en la manifestación y ser vistas.
Una niña, de unos cuatro años,
portaba un banderín de “Libres y combativas”. Formaba parte de la gran fiesta
de las mujeres, junto con otros niños de algunos pocos años más. Es importante
que adquieran conciencia de su ciudadanía, para defender sus derechos frente a
un sistema económico impío que sólo busca el beneficio de unos pocos
recurriendo a la explotación de las mayorías.
El sindicato UGT cambió el rojo de
sus pancartas y banderolas por el morado del feminismo. Estaba congregados en
el paseo central del Prado, próximo al Museo. Esperaban la llegada de más y más
afiliados/as. Cada uno bajo sus símbolos, dentro de la gran marea humana que
defendía los derechos de las mujeres.
Las Juventudes Comunistas estaban un
poco más allá de la UGT, cercanos a la estatua del pintor Velázquez. Sus
banderas rojas les identificaban. Pero no eran mayoría, aunque los fanáticos de
la derechuza pretendan el trágala de un trasfondo bolivariano, lleno de
bolcheviques en cada esquina. Son demócratas: incluso admiten que vivimos en
una democracia con libertad de Prensa… Los ecologistas en acción también
participaron. Su pancarta lo dejaba claro: “La Tierra no es vuestra, nuestros
cuerpos tampoco”.
Las actuales tecnologías permiten que
los móviles capturen imágenes en todos los eventos, La gran manifestación del
8M, de este año 2023, fue fotografiada y grabada en todo su recorrido, en todos
sus rincones. Rara era la persona que no utilizaba su móvil/celular para inmortalizarse
en la marcha o para tener imágenes de recuerdo de un día lleno de razones para
reivindicar.
Algunos eslóganes del feminismo más
radical, eran pedradas en la boca del machismo: “Nena, la cena…que me voy a por
tabaco”, “Grita, grita, grita, mi clítoris palpita”.
En medio
de aquella masa humana, un hombre de rasgos indo-pakistaníes exhibía hasta
cuatro latas de cerveza engarzadas con plástico, ofertadas para todos/as
aquellos/as que, en ese momento, necesitaban refrescar sus gargantas para
seguir gritando con fuerza distintos eslóganes, en defensa de los valores de
las mujeres.
Más de
un/a padre/madre llevaban sobre sus hombros a sus hijos/as pequeños: miraban
entre sorprendidos y encantados, deslumbrados, aquella masa humana, camino de
la plaza de Cibeles. Es importante que, desde niños, la libertad hay que
defenderlas de los falsos demócratas: esos mismos que utilizan la democracia
para pervertirla y liquidarla (sorprende que se permitan partidos enemigos de
la democracia).
En algún
momento se pudo ver, entre los cientos de miles de manifestantes, a una joven
mujer con su tambor colgado, caminando hacia donde se encontraba la batuka,
compuesta casi por cien tambores: la batukada resonaban bronco, invitando no
tanto al baile como a ser escuchados en la lejanía. Su sonido retumbaba, para
llegar hasta los duros oídos del machismo más sordo y retrógrado.
Una
corta y pequeña pancarta golpeaba los ojos, sorprendiendo a propios y extraños:
“Viva la teta”. Pues claro que sí: viva la teta, las tetas o lo que las mujeres
quieran. ¿Por qué no? Se echó de menos a las chicas FEMEN, siempre dispuestas a
amargar a los políticos más reaccionarios, lacayos de los poderes fácticos: día
a día demuestran no estar al servicio de quienes las han votado.
No
faltaron las pancartas con el rotundo “No a la guerra”, en referencia al
enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania; aunque mejor habría que decir
enfrentamiento entre EEUU y Comunidad Europea contra Rusia-China… los intereses
comerciales de unos y otros están a la vista. Ucrania sólo pone el escenario. Y
no se trata de un conflicto entre buenos y malos. El maniqueísmo que nos
quieren vender no encaja con la propaganda de unos y otros. Las guerras, todas
las guerras, tienen un trasfondo económico.
Las
pancartas se sucedían: “Aquí y allí, PAZ”, “Opinar es libertad. División es
perdición”, “Violencia machista, cero”, “Grito por todos los cuerpos que ahora
mismo están siendo violados, asesinados…”, “Somos el grito de las que no están”,
“Las vidas que hay que salvar están en mataderos, no en úteros humanos”, “Vengo
a fregar las lágrimas de los ofendidos”, “En donde encubran a mi abusador, no
es un lugar seguro”, “Muerte al patriarcado”, “El poder devora a sus hijes”, “Los
violadores existen antes que las minifaldas”…
La riada
humana avanzó hasta que se hizo imposible llegar hasta la plaza de la Cibeles.
Una fotografía semiaérea dejó una estampa de cientos de miles de mujeres y hombres
celebrando la fiesta de las mujeres, una fiesta reivindicativa y necesaria: los
derechos de las mujeres se pisotean con descaro por un poder en manos de
machirulos felices de hacerse conocido. Pero vendrán otros 8M y millones de
mujeres en España y en todo el mundo, se manifestarán contra un poder en manos
de hombres poderosos, manejando a los políticos como a vulgares lacayos. El
siglo XXI es el siglo de las mujeres.Pablo Torres
Madrid, 9 de marzo 2023