martes, 4 de agosto de 2020

RESEÑAS/LIBROS. LA "MALA VIDA" del JESUITA PEDRO de LEÓN (Sevilla, último tercio del XVI y primera década del XVII)



    El jesuita Pedro de León es el autor del manuscrito "Compendio de algunas experiencias en los ministerios de que usa la Compañía de Jesús con que prácticamente se muestra con algunos acaecimientos y documentos el buen acierto en ellos". Existen dos copias íntegras: una de Granada, del año 1619; y otra de Salamanca, de 1628. El compendio se publicó por vez primera con el título de "Grandeza y Miseria en Andalucía. testimonio de una encrucijada histórica (1578-1666)", en una edición prologada por el historiador Antonio Domínguez Ortiz, patrocinada por la Facultad de Teoloía de la Compañía de Jesús, de Granada.
    Personaje singular, el jesuita Pedro de León (1545-1632) estudió Teología en el colegio de los jesuitas de Sevilla. En sus misiones, recorrió gran parte de Andalucía, desde Sanlúcar de Barrameda y Vejer de la Frontera, en Cádiz; hasta Guadix, Motril y Granada, pasando por Cazorla, Úbeda, baeza, Porcuna, Córdoba, Linares de la Sierra, Fregenal de la Sierra... Centró sus trabajos en Sevilla, donde sus superiores le encargaron la durísima tarea de ayudar a bien morir a los reos condenados a muerte. Sus espacios eran la Cárcel Real, en los arrabales de las murallas; y sobretodo en el "Compás de la Laguna", o mancebías de El Arenal sevillano, donde alternó con hombres desalmados, delincuentes, valientes y valentones, espadachines, matadores y forajidos. Así, su "Compendio de algunas experiencias..." es todo un catálogo de las formas de delincuencia habidas en aquella época, métodos de enjuiciamiento y ejecuciones públicas. También fundó casas para mujeres arrepentidas en "El Arenal" sevillano; un hospital para galeotes, en Triana; una cofradía en la cárcel, para atajar la blasfemia; y una Congregación de de Caballeros Incondicionales, para liberar a los presos de sus desgracias. El jesuita Pedro de León escribió todo un memorándum sobre su trabajo de evangelización de criminales, delincuentes, putas, "nefanderos" y pendencieros varios, en su oficio de recuperador de almas y pacificador de bronquistas.
    En las 34 primeras páginas de su obra, adelanta lo que es todo un catálogo detallado de gentuzas varias, allá por donde pasaba; aplicando sus recetas de prédicas y oraciones llamando al arrepentimiento de los condenados a muerte. Porque su trabajo era ayudar a bien morir a los condenados por las distintas justicias, civil o religiosa. En sus misiones, el padre León trabaja para recuperar almas en pecado, cargando contra las licenciosas vidas, de hijosdalgos, nobles y curas, amancebados o pecadores del gravísimo delito de "nefandia"... vamos, que no dejaba títere con cabeza, al modo de un cervantino maese Pedro, víctima de un don Quijote destrozando su teatrillo a espadazos. Esos "títeres" serían la representación de clérigos ociosos, dispuestos a holgar con solteras y casadas, olvidándose de predicar y confesar a los muchos pecadores.
    El compendio del padre León está escrito en los años en los que Cervantes se movía por Sevilla, siendo más que probable que coincidiera en la cárcel con el propio Miguel Cervantes, alcabalero de Felipe II, sobre el que pesaban sospechas de distracciones de trigo. El propio Cervantes escribió sobre la delincuencia en Sevilla cuando describió "El patio de Monipodio", en "Rinconete y Cortadillo", el lugar de los maleantes sometidos al arbitrio de Monipodio, el jefe de la mafia sevillana.
    En la obra se describen procesiones y vigias, rezos hasta el aburrimiento, ejecuciones tremendas, en una sucesión de retratos de personajes brutales, despiadados. Y es soprendente la inclusión de los "alumbrados", herejes en la España del siglo XVI: creían que mediante la oración mental se llegaba a un estado de perfección en el que se podía prescindir de los sacramentos, del ayuno, de la mortificación. Los alumbrados acababan en la hoguera, en medio de un ceremonial de pánico.
    En la segunda parte de su obra, Pedro de León ofrece todo un catálogo de delincuentes en las prisiones, en todo tipo de situaciones. La corrupción es total, empezando o acabando por el alcaide: permite mesas de juego alquiladas y otros excesos, acompañamiento de mujeres públicas... a cambio de dinero. El límite a la corrupción lo marca el dinero: cuanto mayor es el dinero en la bolsa, mayor es la corrupción permitida.
    No quedan exentos de la "mala vida" los sacerdotes, de cualquiera de las órdenes, acusados en bastantes ocasiones del "pecado nefando" (homosexualidad), criticado y castigado con pena de muerte; aunque imposible de erradicar, al decir de los casos descritos por el infatigable jesuita en su misión de salvación de las almas de los pecadores.
    La parte final del "Compendio" es el Apéndice. Describe, con nombres y apellidos, autores de delitos, apresamientos, procesos y condenas. Y hay casos con los que se podrían escribir novelas cortas, con las desventuras y azares de los delincuentes. Del brazo secular de la justicia no se libraba nadie, ni afamadas delincuentes a las que desorejaban sin pudor, para darles tormento si fuera necesario. Y el tormento era el más eficaz método de obtener confesiones, ciertas o falsas, porque no fueron pocos los que reconocieron delitos no cometidos para evitar el tormento (tortura). Los encargados de administrar justicia, civiles o religiosos, no se andaban con chiquitas.
    La crónica del jesuita Pedro de León, contemporáneo de Cervantes o Mateo Alemán, es un durísimo testimonio de la "mala vida" en la Sevilla del Siglo de Oro, puerta para las Américas; un texto complementario de la "Historia de Sevilla" (1589), de Alonso de Morgado; y la "Relación de la cárcel de Sevilla", de Cristóbal de Chaves, escrita a finales del XVI.
    Esta nueva edición de "La mala vida en la Sevilla de 1600" ha estado al cuidado de Bernardo Fernández, que ha modernizado la sintaxis suprimiedno las frecuentes invocaciones de carácter religioso del original para facilitar la lectura del texto.

Pablo Torres
Madrid, 4 de agosto 2020

"La mala vida en la Sevilla de 1600", del padre Pedro de León. Memorias secretas de un jesuita. 1575-1610. Edición de Bernardo Fernández. Editorial Renacimiento. Sevilla 2020. Formato: 15 x 21 centímetros. 416 páginas numeradas.


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