martes, 18 de febrero de 2020

Libros LA BUENA LITERATURA DE ALFONSO UNGRÍA



"Los niños perdidos de Albacete", su tercera obra, completa una investigación de diecinueve días en una ciudad castellana, prototipo de otras ciudades de tamaño medio.

Fotos: Pablo Torres [Noviembre 2019]
La buena literatura actual no está en las grandes librerías, ni en la sección de Libros de los grandes almacenes. Las grandes editoriales hace tiempo que sólo publican obras comerciales para masas, best-sellers de leer rápido y tirar a la basura: buscan los beneficios económicos que les proporcionan los llamados autores consagrados, de alto valor comercial.  La Literatura de calidad les importa un bledo.

Las buenas, grandes obras actuales se están editando en medianas y pequeñas editoriales con tiradas reducidas, por falta de medios económicos para hacer grandes campañas publicitarias de promoción. Los autores no son los “consagrados” de las editoriales, tipos poco comprometidos con su tiempo: alimentan su vanidad a partir de raras reseñas publicadas por los llamados críticos literarios, oficio maldito.

Un ejemplo de esta buena literatura actual lo encontramos en la novela “Los niños perdidos de Albacete”, de Alfonso Ungria, editado por Almud Ediciones. Ungría es conocido por su filmografía, en la que su película “Tirarse al monte” sigue señalada, marcada a fuego desde que sufrió las iras de la censura franquista. De esta película, condenada a la ocultación, se dice que “quizá algún podremos verla”. No estaría de más su proyección en la televisión pública española, para demostrar que es un servicio público.

Es importante facilitar al lector los datos biográficos del autor, para que los relacione con su obra. Biografía y obras están estrechamente unidos, digan lo que quieran decir. Alfonso Ungría es un importante cineasta, con una importante producción de películas. Se inició en el Teatro –abandonó los estudios de Económicas en tercer año–, montando obras de autores como Fernando Arrabal o Eugene O´Neill en el TEU (Teatro Español Universitario). Sus primeros pasos en el Cine los dio en un grupo independiente, en la llamada Escuela de Argüelles.

En 1969 hizo su primer cortometraje: “Querido Abraham”. Y empezó a trabajar en el NO-DO. En 1970 le encargaron “La vida de los tele-clubs”, obra que disgustó a los directivos de la productora franquista, guardianes de las esencias de la dictadura. Se puede decir que le echaron de NO-DO no de buenos modos. La empresa, para general asombro, presentó la película en el Festival de Bilbao, donde resultó premiada.

                En 1970 rodó “El hombre oculto”, sobre un hombre que vivió como un topo tras la guerra civil, para no sufrir cárcel o la muerte a manos de los franquistas. La película tuvo críticas excelentes en la Mostra de Venecia. En 1971 hizo la película “Tirarse al monte”, prohibida por la censura franquista. Hay que señalar, además, que esta película es más que difícil de encontrar. Las reseñas sobre el film tampoco son muchas: señalan, como sinopsis, que en lo alto de una montaña inhóspita conviven personas diferentes llegadas a ese lugar por propia decisión: una embarazada, un inconformista, un místico. La convivencia no es buena, agravada con la llegada de una joven pareja… a partir de ese breve resumen…

                Alfonso Ungría estuvo dos años en el paro, para después trabajar en TVE como director-realizador. Realizó “Cumbres borrascosas” (1973), “Don Illán, el mágico de Toledo” (1973), “El regreso de Edelmiro” (1974, “Inocencia castigada” (1975) y “Crónica de Madrid” (1975). También realizó la serie “Cervantes”, en 1979, de nueve capítulos. A finales de 1983 grabó el especial “Raimon, hoy”, sobre el cantautor valenciano Raimon.

                Tiene otras películas notables, como “Gulliver” (1977), “Soldados” (1978, basada en la novela “Las buenas intenciones”, de Max Aub), “La conquista de Albania” (1983). En 1996 estrenó la película “África”. Llevaba diez años sin hacer cine: los productores son como son. Seis años después, en los primeros días del 2002, presentaba “El deseo de ser un piel roja”. Incomprensiblemente, Alfonso Ungría actualmente no hace películas.
Las novelas de Ungría no faltan en las mejores bibliotecas.

ALFONSO UNGRÍA ESCRITOR.- Cada libro es como su autor quiere que sea, para bien o para mal, con su propio estilo, con su propia historia para sus lectores, muchos o pocos (en España normalmente pocos). Alfonso Ungría publicó en 1972 su primera obra, “Los hombres ocultos” (Tusquet Editores). Bastantes años después llegaría “La mujer falsificada” (Alianza Editorial, 2013), despertando un notable interés entre los lectores.

La producción literaria de Alfonso Ungría no forma parte de la Literatura industrial, de carácter comercial; que no está para tirar cohetes. La promoción y la publicidad imponen autores, imponen lecturas, buenas y malas. Los que más venden rara vez son los mejores.

Alfonso Ungría vuelve a publicar con una editorial media-pequeña, Almud Ediciones, para que sus personajes, Iván y Marina, nos cuenten una historia, una pieza “negra”, un “thriller sencillo que retrata las facetas más oscuras de una ciudad, Albacete (podría ser cualquier otra), en la que empiezan a desaparecer adolescentes.

                En “Los niños desaparecidos de Albacete”, la historia se inicia un 22 de agosto, cuando un periodista se desplaza desde Madrid hasta la población manchega de Albacete para saber del paradero de un sobrino, desaparecido en extrañas circunstancias. Se moverá por oscuros rincones, laberinto con sus callejones sin salida, donde se suceden los encuentros con personas y personajes más o menos pintorescos. Finalizará un 9 de septiembre, diecinueve días después de iniciada la búsqueda.

                Hay que especificar que la novela, dentro de su propio estilo, es para una lectura lenta: nada de agobios ni cabalgar sobre el texto. Los matices literarios son muchos, facilitando los distintos modos de vida y formas de entender el mundo

Pablo Torres

 
Los niños perdidos de Albacete. Alfonso Ungría. Almud Ediciones de Castilla – La Mancha (Biblioteca Añil Literaria). Toledo, 2016. 14 x 21,5 centímetros. 467 páginas numeradas. Pedidos en www.editorialalmudclm.es



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