miércoles, 18 de marzo de 2020

MÚSICA: ERIC FRAJ, LA VOZ DE OCCITANIA

 Nacido en Bailleul, Westhoek, en 1956, de madre flamenca y padre originario de Alcoy, que fue militar, tuvo una infancia viajera: estuvo con su familia en África, Senegal, Níger; y en Francia, Burdeos. Eric Fraj empezó a cantar en occitano en 1971, cuando contaba 15 años. Ha sido profesor en una escuela infantil de Hosseret y profesor de Filosofía en el Liceo Pedro II de Aragón, de Muret. Ha adaptado musicalmente poemas de Joan Bodon y José María Caballero Bonald.
Tadeus Kunzt conoció al cantautor occitano Eric Fraj, que tiene orígenes españoles, en el Festival de Teatro de Rieux-Volvestre, donde se había desplazado para ver una exposición fotográfica. Hablarían y se escucharían, de España y de la música de Eric, que le contaría que uno de sus abuelos era español, de la zona de Alcoy. Se marchó de España porque no quiso ir a la Guerra de Marruecos, conflicto bélico donde murieron miles de jóvenes españoles de toda España, enviados a ese territorio colonial para defender los intereses económicos particulares de Alfonso XIII y el marqués de Comillas, entre otros, propietarios de minas de hierro en el “protectorado” español en el norte de África (actual Marruecos).

Y salió el nombre de Federico García Lorca, uno de los poetas más universales de España, junto con Antonio Machado o Miguel Hernández, como las voces españolas del siglo XX. Eric Fraj, la voz de Occitania, ha musicado poemas de Federico García Lorca para que sus textos puedan ser escuchados en la lengua de Oc, en el Languedoc. Y la empresa ha logrado que García Lorca se escuche también en otra de las lenguas romances históricas del sur de Europa, en la parte norte de los Pirineos.

Los poemas musicados han adquirido formas a partir del “Romancero gitano” y del “Poema del cante jondo”, seguidos del “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” y “El diván de Tamarit”.

                Escuchar a Eric Fraj es toda una experiencia musical.

Pablo Torres
Madrid, 18 de marzo 2020

martes, 17 de marzo de 2020

ENCUENTROS (2) ESCRITORES-LECTORES

El segundo Encuentro contó con la participación de cuatro escritores: Vibiana Zambrano, escritora y poeta ecuatoriana; Alberto Martín, poeta y escritor; Francisco Zamora, español de origen guineano, periodista y escritor; y Pablo Torres, periodista y escritor, también fotógrafo.

SEGUNDO ENCUENTRO
Miércoles 5 de marzo 2020
CINESIA. Calle Godella 104. 
San Cristóbal de los Ángeles (Madrid, España)


DE LA SOPA DE AJO A LA GUAYABA

Abrió el segundo Encuentro Escritores-Lectores la escritora Vibiana Zambrabo, presentada por Patricio Farinando. La autora, tras dar las gracias a los asistentes, hizo un recorrido por la Literatura ecuatoriana, desde que Ecuador se independizó de España, que se caracteriza por ser costumbrista, ligada a hechos nacionales, desde la perspectiva de la gente corriente. El origen de su Literatura está en las narraciones ancestrales de carácter mitológico.
 De izquierda a derecha: Alberto Martín, Pablo Torres, Vibiana Zambrano y Francisco Zamora

                El romanticismo ecuatoriano está en la poeta quiteña Dolores Veintimilla, que exalta los amores no correspondidos. Es célebre su poema “Quejas”, que la llevaría al suicidio en la ciudad de Cuenca, en 1857. Otros poetas románticos fueron Julio Zaldumbique y Numa Pompilio Llona, diplomático en España, Italia, Colombia y Francia, donde conoció a Víctor Hugo. Entre los narradores están Juan León Mera, con “Cumandá”, autor del himno nacional de Ecuador. No se puede olvidar a Juan Montalvo con “Capítulos que se le olvidaron a cervantes.

                El siglo XX es el de la consolidación de la Literatura ecuatoriana, con un amplio listado de autores, desde Medardo Ángel Silva a Luis A. Martínez, sin olvidarse de Alicia Yánez Cossío o Eliécer Cárdenas. La lista es interminable.

                La Literarura del siglo XXI se hace en estos momentos, con toda suerte de autores, desde Gabriela Alemán a Mónica Ojeda y María Fernanda Ampuero, incluyendo a la propia Vibiana que cerró su primer turno leyendo unos de sus últimos poemas.

                Cristina Guerrero presentó a los autores españoles, incluido Francisco Zamora, de origen guineano. No pudo evitar una sonrisa al indicar la obra “Como ser negro y no morir en Aravaca”, de Paco Zamora.

La intervención de Pablo Torres fue breve, ciñéndose al objetivo de los Encuentros: brevedad para que los lectores puedan opinar, preguntar… participar. Pidió disculpas porque en el primer Encuentro prácticamente apenas de habló de las mujeres en la literatura; y para compensar ese despiste, se refirió a las mujeres y la Literatura, desde el siglo XVI.

                Entre los siglos XVI y XVII fueron bastantes las mujeres que dejaron importantes obras escritas, en tiempos de una Cultura minoritaria, en manos de la nobleza y alta burguesía. Pablo Torres citó en primer lugar a Teresa de Jesús, o Santa Teresa, una mujer mística que fundó conventos allá por donde pasaba. Pero también estaban María Zayas, Leonor de la Cueva, Catalina Ramírez de Guzmán, Beatriz Galindo, Juana Inés de la Cruz, Feliciana Enríquez de Guzmán, Ana caro de Mallén…En los siglos XVIII y XIX aumento el número de mujeres escritoras. La mayoría son desconocidas para la sociedad. Ana María Espinosa y Tello, María Rosa Gálvez de Cabrera, María de Vieira, Francisca de Navia, María Lorenza de los Ríos, María Rita Barrenechea (condesa de Carpio), maría Gertrudis de Hore, Margarita Hickey, Josefa de Jovellanos…

                El ponente manifestó que él pertenecía a una generación que no leía Literatura escrita por mujeres, porque su presencia en los manuales de Literatura era residual. La importancia de las mujeres en la Literatura se hace notar en el último cuarto del siglo XX, sin olvidarse de escritoras anteriores a esos años como María Zambrano, María Teresa de León, Rosa Chacel…

                Entre las escritoras actuales, destacó sus preferencias por Almudena Grandes, con “las edades de Lulú”; o por Laura Esquivel, con “Como agua para chocolate”. Y mostró sus fobias hacia lo que él considera seudo-escritoras: Lucía Echevarría, plagiadora consumada; Ayanta Barilli, cuyo único mérito literario es ser hija de Fernando Sánchez-Dragó; Carmen Posadas, carente de talento…no quiso herir más sensibilidades.

Alberto Martín, poeta y escritor –hay que diferenciarlos–, licenciado en Filología clásica, fue breve en la introducción, para leer después un hermoso poema:

A.M.- Tengo un micro-relato acordándome de los poetas latinos y de un poeta al que quiero hacer mención hoy porque esta semana murió, Ernesto Cardenal, que es uno de los grandes poetas latinoamericanos de este siglo pasado, un tipo extravagante, raro… era sacerdote, ministro de Cultura con los revolucionarios sandinistas. Tuvo sus broncas con el Vaticano, con el Papa. Está la imagen del cardenal arrodillado y el Papa echándole la bronca. Se le caía Dios encima y él aguantaba. Ernesto Cardenal nos ha dejado esta semana y yo tengo un poema, “¿Quién iba a decirme a mí?”, que nombra a Ernesto cardenal.

                Yo tengo la habitación llena de poemas, está empapelada de poemas. Esos poetas me hablan por la noche.


¿Quién iba a decirme a mí que la poesía,

esa cueva de infelices,

ese laberinto de pobres ingenuos,

me agarrarían tan fuertemente del alma,

de las muñecas, del cielo?

Y al volver al amor o a la vida

me estaría esperando con su habitación a oscuras

con su soledad a oscuras

con su oscuridad a oscuras.

En realidad la culpa la tiene don Pedro

aquel profesor de literatura

de mis primeros años en el liceo

con sus carruseles a cuesta,

sus “Siéntese señor Martín”

sus negativos como calabozos

sus positivos como séptimo cielo

sus mantenidos como alivios,

que nos hacía aprender de memoria

a Espronceda, a Bécquer o Rosalía de Castro,

con los que luego tomé un distanciamiento especial

y sobre todo espacial.

¿Quién iba a decirme a mí

que la poesía, ese precipicio de la nostalgia,

ese inventario del olvido

se aferraba tanto a mis dudas,

a mis diagnósticos, a mis pulmones?

Hoy en día son las paredes de mi cuarto

las que me gritan los versos

cuando apago la luz.

Mi habitación es una constelación de poetas

es una galaxia de poetas.

Con ellos dialogo y me pregunto

acerca de tanta injusticia,

tanto optimismo hecho pedazos

tanto dolor clandestino.

Ricardo Morales que vivió por un provenir brillante

Y al que mataron luchando por la vida,

ese almanaque de amarguras. Y por el hombre,

esa semilla sin futuro.

Ernesto Cardenal que defendió de su reino de su reino

inasible para quedarse en su tierra palpable,

que gritó por la libertad

en todas las calles del mundo.

y sólo la mirada de su amada le hacía temblar

más que todos los guardianes uniformados de Somoza.

Edra Pound, que buscando su amor, todas las noches del siglo,

pero ella se escondía detrás de cualquier nombre.

John Don, que murió con el retrato de una mujer

dentro de su corazón o de su sangre.

Jorge Bocanera, que en su casa guardaba panes,

sopa, vino, lluvia y una muchacha que le llamaba

Paco, José Antonio, Rafael, Pablo…

pero a él le daba igual,

porque era una muchacha vital

y afuera el despertar, era con otro alfabeto.

Catulo, que se resignaba a perder los besos de Lesbia,

vio defender los soles y las lunas

y tuvo que dormirse al fin

en la noche eterna de la poesía.

Paco Fernández, que espantó a la paloma de su soledad

y reservó los demás gritos para cuando

la paz no fuera la paz y sí un acuerdo

en el que los silencios tenían las puertas abiertas.

¿Quién iba a decirme a mí

que en la poesía me estarían esperando tantos compañeros?

                El poema de Alberto Martín despertó los aplausos de los asistentes. Después intervino Paco Zamora, periodista y escritor, español de origen guineano.
 El escritor y periodista Francisco Zamora, en la entrada a CINESIA

–Soy medio gallego. Cuando nos dieron el exilio, tanto español como guineano, a algunos se nos ocurrió buscar un pueblo. Yo elegí Galicia. Al escuchar a Pablo hablar de literatura escrita por mujeres, desde el siglo XVI y llegar al XX y no mencionar a Rosalía de Castro…

                Voy a intentar, como somos muy amigos y muy gamberros, fastidiarle con esta canción que voy a cantar, que es de Rosalía de Castro.

                /Canta la canción/

                El español ha dejado de ser un idioma de España. Es un idioma de 500 millones de personas. España pinta tanto como Ecuador o Guinea Ecuatorial. Yo centro el español en Castilla, aunque Pablo diga… bueno, hay mucha controversia en ello. En Guinea tenemos derecho a reconocernos hasta con santa Teresa, que además era bastante aventurera, que soñó con ir a África a reconvertir a los pobres negritos. Es curioso, aún así tampoco nos sorprendió. La pobrecita se quedó aquí, en España, fundando conventos [risas…]

                Hubo después una serie de preguntas de los asistentes ecuatorianos, de Ecuador, sobre las dificultades de lecturas o las “continuaciones” de El Quijote.

                –¿Cuál de las “continuaciones”? ¿La de Avellaneda? –Pablo Torres–.

                –¿La de Trapiello? –Alberto Martín–

                –Lo de Trapiello, que no es una de las continuaciones, mejor no hablarlo. Es un disparate más de Andrés [risas] –Pablo Torres–.
Escritores y lectores posaron juntos al final del acto


                Al final del Encuentro, se sirvió un cátering, servido por el bar Bongo Nancy, ubicado en la calle Parvillas Altas 27, en Villaverde Alto (sur de Madrid). Los asistentes  pudieron degustar comidas típicas del Ecuador:

                –Encebollado de pescado (bonito, yuca y cebolla)

                –Ceviche de camarón (camarón, cebolla, tomate y limón)

              –Patacón con carne desmechada (plátano verde, ternera desmechada, tomate y cebolla)

                –Guatita (callos, patata y pasta de maní)

                –Hornado (cerdo al horno, puré de patatas, cebolla y tomate)

               –Tosta de solomillo (pan, solomillo, cebolla caramelizada y queso brie)

                –Dulce de guayaba con queso fresco.

Más información de este evento en:

           El próximo Encuentro está pendiente de la evolución pandémica del coronavirus. En cuanto se pueda volver a la normalidad, los Encuentros volverán a su cita, cada primer miércoles de mes. El tema elegido para la próxima convocatoria es "Los amores difíciles" (los autores interesados en participar pueden ponerse en contacto con Pablo Torres o con Cristina Guerrero, de CINESIA).

Una crónica de Hermógenes Ramos
Madrid, 17 de marzo 2020
 


sábado, 14 de marzo de 2020

ENCUENTROS (1) ESCRITORES-LECTORES


Cinesia es un espacio municipal recuperado en San Cristóbal de los Ángeles (Sur de Madrid), siendo alcaldesa de la capital Manuela Carmena, para la Cultura y otras actividades vecinales. En el otoño del año 2019, Pablo Torres, guiado por Cristina Guerrero, planteó realizar unos encuentros Escritores-Lectores en San Cristóbal, para ofrecer a los vecinos del barrio, y de otras partes de Madrid, los procesos de escritura que finalizan en libros. El taller fue valorado positivamente y, tras varios retrasos motivados por la cercanía de la Navidad y un viaje que Pablo Torres tuvo que hacer a Irlanda, el proyecto se hizo realidad. Y el titular que resumen el primer Encuentro, sería: Dinamita pá los pollos...

PRIMER ENCUENTRO
Miércoles 5 de febrero 2020
CINESIA. Calle Godella 104. San Cristóbal de los Ángeles 

DINAMITA PÁ LOS POLLOS

Cerca de treinta personas, en su mayoría mujeres, demostrando una vez más su inteligencia, asistieron al primer Encuentro de Escritores y Lectores. PabloTorres, periodista y escritor; y Alberto Martín, licenciado en Filología clásica, escritor y poeta, abrieron el taller presentándose, ofreciendo sus particulares puntos de vista sobre la Literatura y la lectura en España.
 Alberto Martín, casi al final del acto (foto: Pablo Torres)

                Pablo Torres, en la presentación, manifestó que los Encuentros, en su primera convocatoria, podían considerarse como “Un salto al vacío, a la manera de una cita a ciegas. No hay ningún estudio sobre las condiciones culturales en el barrio de San Cristóbal. No sabemos si la Literatura tiene algún interés en un barrio obrero, de inmigrantes. Pensamos que merece la pena intentarlo”.

                Después presentó a Alberto Martín: “Tenemos la suerte de tener con nosotros a Alberto Martín, un escritor auténtico, de verdad. Vamos a tener el privilegio de escuchar de su voz, uno de sus cuentos… pero como todos los grandes escritores españoles tiene que pasar por el purgatorio del anonimato y la indiferencia”.

                Alberto Martín.- Bienvenidos a “Tierras del Sur”, aunque vosotros también sois del sur, unos más que otros, verdad. Siempre hay que tener un sur al que volver, verdad Maribel. Nosotros nos tenemos que quedar con este sur, que no es poco. La Literatura la puedes encontrar en cualquier lado de la vida, en cualquier momento del día. Este poema se titula “El tiempo invertido” y proviene de una cosa que me pasó en la facultad, en una asignatura, “Pervivencia de la Literatura latina”, una asignatura muy bonita que daba el insigne profesor Vicente Cristóbal, que es uno de los mayores expertos en Virgilio, que hay en el mundo y en este país. Y en la asignatura nos enseñaba cómo la Literatura latuina había pervivido a través de los textos modernos y contemporáneos. Y aquel día nos escribió un texto en la pizarra, de un poeta que se llamaba Enio, un poeta del siglo II AC que nadie le conoce sino está metido en el embrollo. Y al lado nos puso un poema, una estrofa de una canción de Roberto Carlos, cantautor, que eran idénticos.
                El profesor nos dijo si realmente Roberto Carlos había leído a esa gente. Era algo impensable que este cantautor pudiera conocer a esta gente tan desconocida.

                Bueno, la gente dio su opinión y a mí se me ocurrió levantar la mano en aquel momento y le dije que Roberto Carlos no había leído nunca a esos poetas. Pero los poetas sí que habían encendido en una soleada y aburrida mañana del Apio la radio y habían escuchado la canción de Roberto Carlos.
 Alberto Martín, en la entrada a CINESIA.

                Al profesor no le gustó mucho el comentario, claro, y me dijo: “Eres tonto”. Pensé, pues tiene razón a lo mejor; y lanzándome una mirada me dijo: “Señor, aquí las gracias las hago yo”. En ese momento no podía haber dos machos alfa en la clase. Me retiré y no volví a clase. Luego aprobé: no me puedo quejar. No me volvió a ver, no se acordaría de mí, bueno pues…

                Yo pensé si realmente le das vuelta al calcetín del tiempo, si tan parecidos eran los poemas por qué no, si hubiera sido al revés, se hubiera dado el caso. Y salió este cuento que se titula “El tiempo invertido”, pensando que el poeta del siglo I antes de Cristo, Propercio, realmente había leído a Ernesto Cardenal, que es un poeta nicaragüense de este siglo. Y dice:

                Ambos eran jóvenes. Él escribía poemas que repartía por las calles y entre su círculo de amigos. Ella tenía la experiencia de la vida, pues el mundo la había llevado y traído y ella se había dejado balancear por ese oleaje. Él no encontraba la forma exacta de definir su amor por ella. Era era simplemente la definición del amor. Se enamoraron una noche leyendo los epigramas de Ernesto Cardenal y Propercio halló entonces la fórmula definitiva de plasmar su amor por Cintia, su amor.

                [Silencio]
                –Alberto Martín.- Ya he acabado el micro-relato. Qué cortito, no [Reacción: aplausos]. Los tengo más cortos.

                –Pablo Torres.- Pues venga, otro cuento…

                –La reunión de cuentos que tengo aquí la titulé “La puerta y otros relatos”. A mí me gusta conocer las paranoias de la gente. Hay chicha, mucha chicha. Todo empieza con un botellín y hablando con un compañero, mi amigo Rafa. Después de un botellín y otro botellín, salió el tema de si nos gustaría saber cuánto nos queda de vida. Salieron las opiniones y profundizando en una noche todavía con alguna que otra cerveza con Paloma, ya poníamos reglas. Vas a recibir, te van a decir que te quedan tres, seis, siete meses de vida… Poníamos reglas: ¿Qué te gustaría? ¿Cómo te gustaría despedirte? Como no…¿Con quién pasarías la última noche?... sólo puedes ver a esa persona una vez, en lo que te queda de vida. Son paranoias que molan, juegos que molan. Una compañera me dijo que tenía una locura en la cabeza, que era que antes de salir de casas, echaba mano al bolsillo veinte veces para ver si encontraba las llaves. Tenía que salir con las llaves, porque en la época de la facultad llegabas a casa a las tantas… un poquito mamado y echas mano al bolsillo y dices “No tengo las llaves”… y no es plan tampoco. Yo dije “lo de las llaves es importantísimo”. Yo le di vueltas y escribí el cuento “La puerta”, que dice así:

                De mis salidas nocturnas temo desesperadamente volver a casa sin las llaves. A menudo no encuentro las llaves. De un tiempo a esta parte, mis temores han cambiado considerablemente. Lo que ahora temo de mis salidas nocturnas, principalmente a causa del alcohol ingerido, es no encontrar la puerta.

                [Aplausos]

                –A.M.- Ya está.

             –P.T.- El primer libro que publicó Alberto lo editó Noticias Bibliográficas. Fue “Primeros cármenes”. Ese libro llegó a RNE, a Eduardo Sotillos, a “El ojo crítico”. Y le hicieron a Alberto una entrevista extensa. Es una lástima que en RNE de España no esté una persona como Eduardo Sotillos. Menuda diferencia entre los socialistas de entonces y los de ahora. No hay color. Es de los pocos libros que agotamos.
 Pablo Torres, en la entrada de Cinesia.

                A.M.- ¿Agotado? ¿Fue un éxito de ventas?

                P.T.- Bien es cierto que nuestras tiradas eran de 200 ejemplares.

                A.M.- Ya, pero se vendieron todos [risas]

                P.T.- Hasta hace poco tenían un programa de Alejandro Alcalde, creo recordar que era “La víspera del infinito”. Y se pulieron el programa de un día para otro. Es una lástima. No hacía críticas literarias. Hacía reseñas literarias.

                Si os fijáis en la Prensa, los distintos medios tienen distintos grupos editoriales en las páginas literarias de cada grupo. Defienden a sus autores. Aquello es un tongo. Lo mejor que se puede hacer es reseñar el libro y que cada lector saque sus propias conclusiones.

                No puedes decir que este libro es maravilloso porque pertenece a este grupo editorial y porque la reseña aparece en el ABC, no. El ABC tiene su propio grupo editorial, El Mundo también y El País también. Hay un “colegueo” poco razonable. Ahora está Arturo Pérez-reverte detrás de un maquinillo que llamada “La dragona”, que imprime libros en unos minutos a partir de un pdf. Las librerías no van a nacesitar tener miles de libros en los estantes. Quieren hacer franquicias. Puede ser una salida para hacer bibliotecas personalizadas. En mi biblioteca, afortunadamente no tengo a Vargas-Llosa, como tampoco tengo a Vizcaíno Casas.
                A.M.- Yo a Vizcaíno, no; pero a Vargas-Llosa, sí.

                P.T.- Yo a Vargas Llosa no lo quiero ni ver. Es un tipo que jamás ha defendido una causa noble o justa.

                A.M.- Te voy a decir una cosa que no te gusta. También tengo a Umbral.

                P.T.- Eso es muy fuerte.

                A.M. Lo siento Pablo [sin perder el humor]. Yo normalmente suelo… según las ideas, sueles ir a un lado o al otro de los autores; pero hay autores que a mí me pueden, para bien, si piensan como piensan. Defiendo al Vargas-Llosa de su primera época.

                P.T.- Hace muchos años que Vargas-Llosa dejó de ser escritor.

                A.M.- Vargas me puede, en esa época; y Umbral, en ciertos libros.
           Pablo Torres abordó lo que entiende una cuestión básica para entender la Literatura actual, en España y en el resto de países occidentales: “Hay una Literatura industrial, para masas. No es la Literatura de los escritores que publicamos en pequeñas y medianas editoriales. El caso Vargas Llosa ilustra perfectamente la separación entre Literatura industrial y Literatura artesanal o casera, aunque no es el único autor detestable: los “intelectuales orgánicos” a la manera de José María Pemán, son legión. Es algo así como consumir cerveza industrial o artesanal y casera. La Literatura artesanal o casera está mejor elaborada, tiene su propio sabor. La Literatura industrial tiene, toda ella, el mismo sabor, la misma espuma, la misma densidad…”.
             Tras estas intervenciones, Pablo Torres resumió “El laberinto de los niños robados”, libro de reciente publicación, segunda entrega de los casos de Tadeus Kunzt, continuación de “Pasos en la niebla” o “The sky road”. Explicó las dificultades de investigación de los casos de los niños robados en los paritorios, para un sucio negocio de compra-venta de bebés. La historia de esa monstruosidad se remonta a los tiempos del coronel Vallejo-Nájera, jefe de Psiquiatría en los ejércitos de Franco, que robaba niños a las presas republicanas en la prisión de Málaga, en tiempos de la guerra civil. El autor de la novela también quiso saber quiénes fueron el fiscal y el juez que cerraron una operación policial en 1982, en la que detuvieron al malvado doctor Sail y a la monjita conocida por el nombre de sor Satán. No lo consiguió. Los archivos de la Justicia están cerrados para ciertos periodistas.



PREGUNTAS Y DEBATE.- Algunas asistentes se sintieron decepcionadas con Vargas Llosa, por la disociación entre su obra y su vida. Alberto Martín explicó el cambio ideológico de Francisco Umbral, su paso de El País a El Mundo. Pablo Torres debatió con los lectores sobre la colonización cultural de España, sometida a la Literatura estadounidense. También se habló de la desmitificación Hemingway, el autor que internacionalizó los encierros de san Fermín. Pablo Torres indicó que la escritura fue siempre un “trabajo” de la burguesía, con notables excepciones: Cervantes, Miguel Hernández…
          Cristina Guerrero planteó la cuestión de las mujeres en la Literatura, ante el manifiesto olvido de los “ponentes”. Reconocieron ese involuntario olvido, provocado por la exclusión de las mujeres en los manuales de historia de la Literatura. Los escritores se comprometieron a recuperar nombres de escritoras en el próximo Encuentro, aunque antes citaron a algunas mujeres escritoras: Almudena Grandes, con su obra “Las edades de Lulú” y su posterior obra, de perfil galdosiano; María Zambrano, con sus escritos filosóficos; los libros de Gloria Fuertes, etiquetada como de infantilista; los cuentos de Elena Fortún, que marcaron toda una época…

            También se debatió sobre las lecturas obligatorias en los Institutos, que provocan la huida de los alumnos. No soportan “La tía Tula”, de Unamuno; ni otros autores, tan pesados e insoportables como el ilustre pensador vasco. Piensan que toda la Literatura es así y no quieren volver a saber nada de la Literatura. Pero los responsables de tan grande barbaridad son los funcionarios de Educación, que deben elegir los títulos por sus propios intereses personales, posiblemente de carácter económico.
         Pablo Torres echó en falta una literatura española, de autores con origen marroquí o rumano, o latinoamericano… Y se habló del rap, como no tan nuevo movimiento poético. Cerró el acto Alberto martín, con un poema de desamor, al entender que “Todos los poemas que dicen que son de amor, son de desamor”.
            El colofón al primer Encuentro Escritores-Lectores fue el deseo manifestado por algunos “ausentes” que, vía Internet, preguntaron si se podían retransmitir el evento por Facebook, Instagran o Youtube: “No hemos sabido responderles. Haremos averiguaciones para ver de transmitir el segundo Encuentro, si tenemos ánimos y escritores que quieran venir “de” gratis”.

Un resumen de John Cleggan
Macroom, Ireland, 14 de marzo 2020




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