martes, 17 de marzo de 2020

ENCUENTROS (2) ESCRITORES-LECTORES

El segundo Encuentro contó con la participación de cuatro escritores: Vibiana Zambrano, escritora y poeta ecuatoriana; Alberto Martín, poeta y escritor; Francisco Zamora, español de origen guineano, periodista y escritor; y Pablo Torres, periodista y escritor, también fotógrafo.

SEGUNDO ENCUENTRO
Miércoles 5 de marzo 2020
CINESIA. Calle Godella 104. 
San Cristóbal de los Ángeles (Madrid, España)


DE LA SOPA DE AJO A LA GUAYABA

Abrió el segundo Encuentro Escritores-Lectores la escritora Vibiana Zambrabo, presentada por Patricio Farinando. La autora, tras dar las gracias a los asistentes, hizo un recorrido por la Literatura ecuatoriana, desde que Ecuador se independizó de España, que se caracteriza por ser costumbrista, ligada a hechos nacionales, desde la perspectiva de la gente corriente. El origen de su Literatura está en las narraciones ancestrales de carácter mitológico.
 De izquierda a derecha: Alberto Martín, Pablo Torres, Vibiana Zambrano y Francisco Zamora

                El romanticismo ecuatoriano está en la poeta quiteña Dolores Veintimilla, que exalta los amores no correspondidos. Es célebre su poema “Quejas”, que la llevaría al suicidio en la ciudad de Cuenca, en 1857. Otros poetas románticos fueron Julio Zaldumbique y Numa Pompilio Llona, diplomático en España, Italia, Colombia y Francia, donde conoció a Víctor Hugo. Entre los narradores están Juan León Mera, con “Cumandá”, autor del himno nacional de Ecuador. No se puede olvidar a Juan Montalvo con “Capítulos que se le olvidaron a cervantes.

                El siglo XX es el de la consolidación de la Literatura ecuatoriana, con un amplio listado de autores, desde Medardo Ángel Silva a Luis A. Martínez, sin olvidarse de Alicia Yánez Cossío o Eliécer Cárdenas. La lista es interminable.

                La Literarura del siglo XXI se hace en estos momentos, con toda suerte de autores, desde Gabriela Alemán a Mónica Ojeda y María Fernanda Ampuero, incluyendo a la propia Vibiana que cerró su primer turno leyendo unos de sus últimos poemas.

                Cristina Guerrero presentó a los autores españoles, incluido Francisco Zamora, de origen guineano. No pudo evitar una sonrisa al indicar la obra “Como ser negro y no morir en Aravaca”, de Paco Zamora.

La intervención de Pablo Torres fue breve, ciñéndose al objetivo de los Encuentros: brevedad para que los lectores puedan opinar, preguntar… participar. Pidió disculpas porque en el primer Encuentro prácticamente apenas de habló de las mujeres en la literatura; y para compensar ese despiste, se refirió a las mujeres y la Literatura, desde el siglo XVI.

                Entre los siglos XVI y XVII fueron bastantes las mujeres que dejaron importantes obras escritas, en tiempos de una Cultura minoritaria, en manos de la nobleza y alta burguesía. Pablo Torres citó en primer lugar a Teresa de Jesús, o Santa Teresa, una mujer mística que fundó conventos allá por donde pasaba. Pero también estaban María Zayas, Leonor de la Cueva, Catalina Ramírez de Guzmán, Beatriz Galindo, Juana Inés de la Cruz, Feliciana Enríquez de Guzmán, Ana caro de Mallén…En los siglos XVIII y XIX aumento el número de mujeres escritoras. La mayoría son desconocidas para la sociedad. Ana María Espinosa y Tello, María Rosa Gálvez de Cabrera, María de Vieira, Francisca de Navia, María Lorenza de los Ríos, María Rita Barrenechea (condesa de Carpio), maría Gertrudis de Hore, Margarita Hickey, Josefa de Jovellanos…

                El ponente manifestó que él pertenecía a una generación que no leía Literatura escrita por mujeres, porque su presencia en los manuales de Literatura era residual. La importancia de las mujeres en la Literatura se hace notar en el último cuarto del siglo XX, sin olvidarse de escritoras anteriores a esos años como María Zambrano, María Teresa de León, Rosa Chacel…

                Entre las escritoras actuales, destacó sus preferencias por Almudena Grandes, con “las edades de Lulú”; o por Laura Esquivel, con “Como agua para chocolate”. Y mostró sus fobias hacia lo que él considera seudo-escritoras: Lucía Echevarría, plagiadora consumada; Ayanta Barilli, cuyo único mérito literario es ser hija de Fernando Sánchez-Dragó; Carmen Posadas, carente de talento…no quiso herir más sensibilidades.

Alberto Martín, poeta y escritor –hay que diferenciarlos–, licenciado en Filología clásica, fue breve en la introducción, para leer después un hermoso poema:

A.M.- Tengo un micro-relato acordándome de los poetas latinos y de un poeta al que quiero hacer mención hoy porque esta semana murió, Ernesto Cardenal, que es uno de los grandes poetas latinoamericanos de este siglo pasado, un tipo extravagante, raro… era sacerdote, ministro de Cultura con los revolucionarios sandinistas. Tuvo sus broncas con el Vaticano, con el Papa. Está la imagen del cardenal arrodillado y el Papa echándole la bronca. Se le caía Dios encima y él aguantaba. Ernesto Cardenal nos ha dejado esta semana y yo tengo un poema, “¿Quién iba a decirme a mí?”, que nombra a Ernesto cardenal.

                Yo tengo la habitación llena de poemas, está empapelada de poemas. Esos poetas me hablan por la noche.


¿Quién iba a decirme a mí que la poesía,

esa cueva de infelices,

ese laberinto de pobres ingenuos,

me agarrarían tan fuertemente del alma,

de las muñecas, del cielo?

Y al volver al amor o a la vida

me estaría esperando con su habitación a oscuras

con su soledad a oscuras

con su oscuridad a oscuras.

En realidad la culpa la tiene don Pedro

aquel profesor de literatura

de mis primeros años en el liceo

con sus carruseles a cuesta,

sus “Siéntese señor Martín”

sus negativos como calabozos

sus positivos como séptimo cielo

sus mantenidos como alivios,

que nos hacía aprender de memoria

a Espronceda, a Bécquer o Rosalía de Castro,

con los que luego tomé un distanciamiento especial

y sobre todo espacial.

¿Quién iba a decirme a mí

que la poesía, ese precipicio de la nostalgia,

ese inventario del olvido

se aferraba tanto a mis dudas,

a mis diagnósticos, a mis pulmones?

Hoy en día son las paredes de mi cuarto

las que me gritan los versos

cuando apago la luz.

Mi habitación es una constelación de poetas

es una galaxia de poetas.

Con ellos dialogo y me pregunto

acerca de tanta injusticia,

tanto optimismo hecho pedazos

tanto dolor clandestino.

Ricardo Morales que vivió por un provenir brillante

Y al que mataron luchando por la vida,

ese almanaque de amarguras. Y por el hombre,

esa semilla sin futuro.

Ernesto Cardenal que defendió de su reino de su reino

inasible para quedarse en su tierra palpable,

que gritó por la libertad

en todas las calles del mundo.

y sólo la mirada de su amada le hacía temblar

más que todos los guardianes uniformados de Somoza.

Edra Pound, que buscando su amor, todas las noches del siglo,

pero ella se escondía detrás de cualquier nombre.

John Don, que murió con el retrato de una mujer

dentro de su corazón o de su sangre.

Jorge Bocanera, que en su casa guardaba panes,

sopa, vino, lluvia y una muchacha que le llamaba

Paco, José Antonio, Rafael, Pablo…

pero a él le daba igual,

porque era una muchacha vital

y afuera el despertar, era con otro alfabeto.

Catulo, que se resignaba a perder los besos de Lesbia,

vio defender los soles y las lunas

y tuvo que dormirse al fin

en la noche eterna de la poesía.

Paco Fernández, que espantó a la paloma de su soledad

y reservó los demás gritos para cuando

la paz no fuera la paz y sí un acuerdo

en el que los silencios tenían las puertas abiertas.

¿Quién iba a decirme a mí

que en la poesía me estarían esperando tantos compañeros?

                El poema de Alberto Martín despertó los aplausos de los asistentes. Después intervino Paco Zamora, periodista y escritor, español de origen guineano.
 El escritor y periodista Francisco Zamora, en la entrada a CINESIA

–Soy medio gallego. Cuando nos dieron el exilio, tanto español como guineano, a algunos se nos ocurrió buscar un pueblo. Yo elegí Galicia. Al escuchar a Pablo hablar de literatura escrita por mujeres, desde el siglo XVI y llegar al XX y no mencionar a Rosalía de Castro…

                Voy a intentar, como somos muy amigos y muy gamberros, fastidiarle con esta canción que voy a cantar, que es de Rosalía de Castro.

                /Canta la canción/

                El español ha dejado de ser un idioma de España. Es un idioma de 500 millones de personas. España pinta tanto como Ecuador o Guinea Ecuatorial. Yo centro el español en Castilla, aunque Pablo diga… bueno, hay mucha controversia en ello. En Guinea tenemos derecho a reconocernos hasta con santa Teresa, que además era bastante aventurera, que soñó con ir a África a reconvertir a los pobres negritos. Es curioso, aún así tampoco nos sorprendió. La pobrecita se quedó aquí, en España, fundando conventos [risas…]

                Hubo después una serie de preguntas de los asistentes ecuatorianos, de Ecuador, sobre las dificultades de lecturas o las “continuaciones” de El Quijote.

                –¿Cuál de las “continuaciones”? ¿La de Avellaneda? –Pablo Torres–.

                –¿La de Trapiello? –Alberto Martín–

                –Lo de Trapiello, que no es una de las continuaciones, mejor no hablarlo. Es un disparate más de Andrés [risas] –Pablo Torres–.
Escritores y lectores posaron juntos al final del acto


                Al final del Encuentro, se sirvió un cátering, servido por el bar Bongo Nancy, ubicado en la calle Parvillas Altas 27, en Villaverde Alto (sur de Madrid). Los asistentes  pudieron degustar comidas típicas del Ecuador:

                –Encebollado de pescado (bonito, yuca y cebolla)

                –Ceviche de camarón (camarón, cebolla, tomate y limón)

              –Patacón con carne desmechada (plátano verde, ternera desmechada, tomate y cebolla)

                –Guatita (callos, patata y pasta de maní)

                –Hornado (cerdo al horno, puré de patatas, cebolla y tomate)

               –Tosta de solomillo (pan, solomillo, cebolla caramelizada y queso brie)

                –Dulce de guayaba con queso fresco.

Más información de este evento en:

           El próximo Encuentro está pendiente de la evolución pandémica del coronavirus. En cuanto se pueda volver a la normalidad, los Encuentros volverán a su cita, cada primer miércoles de mes. El tema elegido para la próxima convocatoria es "Los amores difíciles" (los autores interesados en participar pueden ponerse en contacto con Pablo Torres o con Cristina Guerrero, de CINESIA).

Una crónica de Hermógenes Ramos
Madrid, 17 de marzo 2020
 


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