martes, 31 de octubre de 2023

VIAJES: CAMINOS, LUGARES, ACENTOS (6)

 

EL MINOTAURO, DE TOLOUSSE;

y CARBONNE, UN PUEBLO TÍPICO OCCITANO

El minotauro, una máquina descomunal.

La previsión era ir hasta Carcassonne, ciudad de los Cataros. Pero…en Toulousse hicimos una parada a las diez de la mañana para ver el extraño museo de marionetas gigantes: la “Halle de la machine”. La máquina más espectacular es un minotauro-centauro articulado, movido por un vehículo y todo un conjunto de pequeñas máquinas para mover la cabeza, patas, pecho... Ver ese “bicho” impresiona por su altura...

Hay que recordar que los hombres siempre han demostrado una extraña fascinación por la creación de marionetas y robots. En Toledo (España), en el siglo XVI, Juliano Turriano fabricó un autómata: un hombre de palo, armado con un escudo y una talega. Recorría las calles pidiendo limosna. Ese ingenio mecánico fue quemado por orden de la Inquisición: nada de ingenios de madera que pudieran confundir a los asustadizos.

EL MINOTAURO de TOULOUSE.- En la mitología griega, la historia del minotauro Asterión es atroz…una criatura mitad humana, mitad toro, fruto de una relación entre la reina Pasifae y un toro blanco. Por la maldad del monstruo, fue encerrado en el Laberinto de Creta, donde todos los años era alimentado con siete doncellas y siete muchachos. Finalmente Teseo acabó con la vida de tan rara y extraordinaria bestia humanoide.

            Asterión es un toro-centauro, máquina creada para la ciudad de Toulouse, a partir del mito del minotauro, con el añadido de un centauro. En noviembre del 2018, Asterión, un minotauro de 47 toneladas, guiado por Ariane, se paseó por la “villa rosa”, Toulouse. Desde entonces, vive en el barrio de Montaudran, cerca del bestiario de la “Halle de la machine”, un museo: entre sus muros de vidrio y acero, en una sala de 5.000 metros cuadrados, habita un mundo de máquinas, de la compañía “La Máquina”, especializada en crear complejas máquinas que reproducen toda suerte de animales mecánicos; y de François Delaroziere, creador de alguna de esas máquinas. Asterión, el minotauro mecánico, de 14 metros de altura, sale todos los días a pasear a la “Pista de los Gigantes”.

            Ana, con Javier, Ana (hija) y Silvia, subieron al minotauro gigante para darse un paseo junto al museo de las máquinas. El ingenio es espectacular, visto desde abajo; porque es una marioneta gigante movida por un conjunto de motores. El minotauro de Toulouse recuerda a otros autómatas, como el creado por Juliano Turriano: un hombre de palo que, en el siglo XVI, recorría las calles de Toledo pidiendo limosna.

            Antes de salir para Carcassonne, Javier hizo una consulta para ver el estado del tráfico. En el teléfono informaban de una retención de más de 20 minutos (entre Toulouse y Carcasonne hay poco más de 93 kilómetros. El tiempo de la ida se calcula en una hora y diez minutos). Decidimos aplazar el viaje a Carcasonne para otro día.

Asterión es un toro-centauro, máquina creada para la ciudad de Tououse, a partir del mito del minotauro, con el añadido de un centauro. En noviembre del 2018, Asterión, un minotauro de 47 toneladas, guiado por Ariane, se paseó por la “villa rosa”, Toulouse. Desde entonces, vive en el barrio de Montaudran,cerca del bestiario de la “Halle de la machine”, un museo: entre sus muros de vidrio y acero, en una sala de 5.000 metros cuadrados, habita un mundo de máquinas, de la compañía “La Máquina”, especializada en crear complejas máquinas

CARBONNE.- Volvemos hacia Lavelanet, haciendo una parada en Carbonne, localidad y comuna en la región de Occitania, departamento del Alto Garona, en el distrito de Muret. Es cabeza del cantón de su nombre. Antiguamente pertenecía a la región de Mediodía-Pirineos. Está integrada en la Comunidad de los Comunes de Volvestre.

Iglesia de Saint Loren, en Carbonne.
     Aparcamos en la Plaza de la República. Es amplia, casi un pequeño parque. En un costado de la plaza, un pequeño mercado de frutas y verduras, quesos, patés... A la hora por la que nos paseamos por el pueblo, hay poca gente en el mercadillo semanal, con unos pocos puestos de verduras o quesos y patés. En un bar próximo, en la terraza, se ven algunos vecinos en animadas charlas.

No se ve a mucha gente por las calles principales. Parece un pueblo con poca vida, como adormecido. En todos los pueblos de esta zona, por los que hemos pasado, la sensación es la misma: calles vacías, algunos bares y terrazas con pocos clientes... ¿Qué les retiene en sus casas? Con los pocos franceses con los que nos hemos cruzado, parecen gente laboriosa, poco amigos de la calle o los bares...

Carbonne no tiene mucho que ver, salvo la arquitectura popular en sus calles, con bastantes casas deterioradas o en estado semirruinoso. Me llama la atención los tapiales o muros de muchas casas, levantados con cantos rodados de buen tamaño, ladrillos macizos y mortero (cal y arena). Los cantos rodados son eternos. Esa forma de construcción antigua está en desuso.

Aparcamos en la Plaza de la República. Es amplia, casi un pequeño parque. En un costado de la plaza, un pequeño mercado de frutas y verduras, quesos, patés... A la hora por la que nos paseamos por el pueblo, hay poca gente en el mercadillo semanal, con unos pocos puestos de verduras o quesos y patés. En un bar próximo, en la terraza, se ven algunos vecinos en animadas charlas.

IGLESIA DE SAINT LOREN.- es un mazacote de ladrillo, de aspecto sólido. No tiene la presencia de los grandes templos góticos, ni los adornos que la embellecieran. La austeridad arquitectónica debe ligarse a la falta de medios económicos. Los católicos galos no deben ser muchos.
A su espalda, el cementerio de la localidad. Es raro que se mantenga el cementerio dentro de la población, aunque la iglesia está en uno de los extremos del pueblo.

La iglesia, declarada monumento histórico, se edificó a lo largo del siglo XIV, sobre los restos de un primer edificio incendiado por el “Príncipe Negro”, Eduardo de Woodstock, primogénito del rey Eduardo III de Inglaterra. El edificio actual es de una nave con cinco tramos y un campanario rectangular. Bajo el porche, un portal del siglo XIV con pequeñas columnas, nervaduras y capiteles de follaje. En el interior, el retablo de Saint Hubert, en madera dorada, una reproducción de la Transfiguración del Cristo, de Rafael. El coro es de estilo barroco.

EL NEGOCIO DEL TURISMO.- Por desgracia el turismo es un negocio: únicamente busca el dinero de los viajeros que buscan lugares donde descansar o divertirse, en playas o montañas; donde recrearse con los paisajes y la naturaleza. Pero el turismo tiene un precio: no está al alcance de todos, salvo que se busque pasar penalidades. El dinero marca la diferencia: elección de lugares, medios de transporte, gastronomía…

Tapial típico de esta zona de la Occitania, hecho con canto rodado, mortero y ladrillo.

 Se puede hacer un turismo económico, visitando lugares de gran belleza; midiendo los gastos, para no arruinarse. En los supermercados se pueden comprar sobres de embutidos y pan de molde. No es la comida ideal, pero te sacudes el hambre… y adelgazas. Y adelgazar es bueno en tiempos de sobrepeso, colesterol y diabetes por exceso de dulces (añaden azúcar hasta en el pan).

Las cervezas belgas copan las estanterías de las bebidas en los supermercados. Tienen mucha fama, demasiado alcohol y poco sabor. Son una engañifa… No encontramos ni una sola marca española, pese a la calidad de la Mahou, por ejemplo. La mejor cerveza que pude ver fue la irlandesa “13 Hope”, de la casa Guinness… el resto son cervezas mediocres, a precios de escándalo

Para hacer un turismo económico, se pueden buscar hostales, albergues, pensiones, B&B... En cuanto entras en alojamientos rurales o en hoteles de cierta calidad, los precios se disparan. Entra en juego el negocio del dinero para hacer de las vacaciones veraniegas un sueño o una pesadilla. Todo está medido y tasado.

 

Texto y fotografías: Pablo Torres
Libro: "Caminos, lugares, acentos". 
Páginas 138 a 142. Se publicará a finales del 2023 
o primeros meses del 2024.




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